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Ante el rechazo de PP y Cs

Los tránsfugas permiten al tripartito aprobar los presupuestos

El gobierno atiende las exigencias de Belmonte, al aceptarle tres enmiendas más, y logra desbloquear las cuentas de 2017

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El pleno de los presupuestos en el Ayuntamiento de Alicante

Los concejales Nerea Belmonte y Fernando Sepulcre dejaron ayer de ser el «peor cáncer de la democracia» para el gobierno local de Alicante, por su condición de tránsfugas en el pleno del Ayuntamiento, y pasaron a ser socios necesarios del tripartito. Y es que el equipo de gobierno, que se ha pasado más de un año atizando a diario a los ex de Guanyar y Ciudadanos por no entregar el acta tras salir de sus respectivas formaciones, logró aprobar ayer los presupuestos municipales de 2017 gracias a la abstención más que necesaria de los ediles tránsfugas, ya que los dos grupos de la oposición, tanto PP como Ciudadanos, mantuvieron su negativa rotunda a apoyar unas cuentas que criticaron con dureza por ser el resultado de un «chantaje» político, según el popular Luis Barcala, o por estar hechas a «retales», en palabras de Yaneth Giraldo (Cs). Ambos, PP y Ciudadanos, también coincidieron a la hora de calificar al gobierno local de Alicante como el «tripartido», en un juego verbal al que recurrieron ante la evidente falta de conexión entre sus tres socios y las continuas desavenencias exhibidas en público.

La última crisis, surgida estos días, obligó ayer al alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, a pasar por el aro de Guanyar. El dirigente socialista, siguiendo al dictado lo aprobado en la asamblea de la formación liderada por Miguel Ángel Pavón, se comprometió durante el pleno a que las concejalías de Acción Social y Cooperación recuperen en la primera modificación de crédito los 550.000 euros que se les recortó en total antes de mandar los presupuestos a Madrid para que el Ministerio de Hacienda diera el visto bueno.

Echávarri, eso sí, quiso que la obligación impuesta por uno de sus socios pasara como parte de su acción de gobierno. «No es mi compromiso, es mi ADN», resaltó el regidor socialista a los cinco minutos de iniciar una intervención que abrió un debate en el que se habló más bien poco de números y mucho de cuestiones políticas.

En sus palabras, Echávarri dejó a un lado el controvertido «se levanta la sesión», que fue lo único que pronunció en el debate sobre el estado de la ciudad del pasado mes de octubre, y optó por ejercer de alcalde, realizando un somero repaso por las partidas presupuestarias de las diferentes concejalías, además de anunciar un paquete de seis iniciativas, apoyadas previamente por sus socios y que se llevaron buena parte del protagonismo del pleno extraordinario celebrado ayer.

Con todo, las «estrellas» de la jornada fueron los dos ediles tránsfugas. Sobre ellos se centraron todas las miradas del plenario: las marcadas por el interés del equipo de gobierno y las de rechazo de los grupos de la oposición.

Intentos en balde

Pese a que intentaban exhibir tranquilidad, el tripartito no respiró con calma hasta que Fernando Sepulcre anunció que se abstendría en la votación para «evitar el bloqueo de la ciudad» y no porque los presupuestos fueron de su agrado, según precisó. Belmonte, en cambio, no desveló explícitamente su voto hasta que no llegó el momento de levantar el brazo. Previamente, eso sí, había confirmado que se abstendría si el tripartito apoyaba las enmiendas (dos de Acción Social y una tercera de Juventud) que ayer presentó y que Pavón, este martes, ya anunció que saldrían adelante pese al rechazo inicial de Guanyar. Sólo esas tres propuestas se aceptaron ayer, el resto (más de medio centenar) fueron desestimadas.

Las críticas, pese al empeño de los tránsfugas de vender caro (en lo dialéctico) su voto, quedaron en manos de los grupos de la oposición. Barcala, con un discurso menos fluido de lo habitual, incitó a Echávarri a que rompiera el pacto de gobierno «aquí y ahora». En una línea similar, Giraldo señaló que el alcalde está «cautivo» por Compromís y Guanyar.

Ciudadanos, pese a todo, fue ayer el objeto de deseo del tripartito, aunque los intentos fueron al final baldíos. Y es que el equipo de gobierno no quería que los presupuestos de 2017 salieran adelante gracias, en exclusiva, a los tránsfugas. Al final, fue así. Las cuentas municipales, que rondan los 253 millones de euros, sumaron 14 votos a favor (PSOE, Guanyar y Compromis), 13 en contra (PP y Cs) y las dos decisivas abstenciones de Belmonte y Sepulcre.

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