Un bancal habilitado como pipicán. Así definen los vecinos de la Playa de San Juan el nuevo parque canino de Locutor Vicente Hipólito, en el que aprecian numerosas deficiencias: no tiene sombra ni papeleras para arrojar las cacas de las mascotas, ni bolsas para recogerlas ni farolas que iluminen este espacio cuando anochece ni agua para que los perros puedan beber. Ni siquiera doble valla de seguridad para evitar que los perritos más pequeños se cuelen por debajo y puedan causar un accidente en una avenida además tan transitada.

«Está como sin acabar. Los bancos los pusieron hace un par de semanas y como no hay papeleras la gente deja las bolsitas con los excrementos en el suelo al lado de la valla», explica Luis María Lozano, un vecino de la Albufereta que lleva allí a pasear cada día a su perro pastor alemán Loki, como el dios de la mitología nórdica. Loki corre a sus anchas, él solo en el amplio parque, aún infrautilizado puesto que se inauguró hace apenas un mes y pocos dueños de mascotas conocen esta instalación, situada junto al nuevo parque de bomberos.

No muy lejos, al otro lado de la zona del Golf, está el parque de perros del PAU 5 pero los vecinos consideran que es muy pequeño para que las mascotas puedan correr, de ahí que vieran con buenos ojos las nuevas instalaciones, de las que Lozano se enteró cuando observó movimientos en la parcela y vio después el cartel exterior de parque canino. Ahora va cada día pero pasa mucho calor, «han plantado unos arbolitos que tardarán muchos años en crecer. Hace falta una marquesina», dice.

Preocupada por la seguridad de las mascotas está otra usuaria, Montserrat Soler, que lleva allí a sus perritos Sam y Lola, que explica que el cercado no es el adecuado ya que sólo hay una valla, que es además la exterior, de unos tres metros y que no llega al suelo. «Los perritos se pueden salir por debajo, llegar a la carretera y provocar un accidente o ser atropellados». Reclama la doble valla de seguridad, como en otros parques caninos, que permiten que los perros estén separados y se evitan peleas entre ellos si no hay afinidad. Tal y como está ahora mismo el de Locutor Vicente Hipólito, todas las mascotas que vayan allí se juntan en un mismo espacio.

Montserrat suele llevar a pasear a sus perros a este pipicán acompañada de su hija porque cuando anochece «está oscurísimo». Apenas se ve y ya ha tropezado. «Da la sensación de un descampado cercado. El suelo parece un huerto abandonado y hay hierros que sobresalen y la gente se puede dañar». También alertan del estado de la valla en el lado opuesto del parque, por donde pasa el tranvía, «está medio caída y hay agujeros por donde los perros pueden escapar». Éste es uno de los nuevos cinco pipicanes que en febrero anunció el Ayuntamiento.