Algo tan sano como ponerse el chándal y las zapatillas para realizar deporte se ha convertido en toda una actividad de riesgo en el área deportiva que utilizan en clase los institutos alicantinos Jorge Juan y Miguel Hernández.

Las instalaciones lucen a día de hoy un estado esperpéntico y realizar en las mismas cualquier actividad deportiva consiste en una exposición al peligro a la que no deberían enfrentarse los casi dos mil estudiantes de ambos centros.

Los obstáculos para llevar a cabo una práctica normal de las actividades físicas son infinitos: socavones en las canchas de fútbol y baloncesto, una zanja en medio de una calle de la pista de atletismo, vallas oxidadas que ya han provocado algún punto de sutura en alumnos y un sinfín de desperfectos como consecuencia de los botellones improvisados que tienen lugar los fines de semana en el interior del recinto.

Las AMPA de los dos institutos están trabajando conjuntamente para solucionar este conflicto y la semana pasada denunciaron en sus redes sociales el estado de las instalaciones. Éste no es un problema nuevo, pues los padres del centro Jorge Juan, el más antiguo de Alicante, llevan años reclamando a Conselleria de Educación varias reformas que por el momento no han llegado. En los últimos quince años, las diferentes juntas directivas del instituto han mostrado su preocupación a la Conselleria sobre la conservación de las instalaciones e incluso varios emisarios de la Administración visitaron las mismas hace una década, pero no se obtuvo respuesta alguna. «Siempre nos emplazan al año que viene, pero ese momento estamos esperándolo desde 2003», comenta una integrante del AMPA del centro.

La decepción aumentó todavía más hace un año, cuando el IES Jorge Juan no apareció en el listado de centros por rehabilitar que incluía el Mapa de Infraestructuras Escolares publicado por el Conseller Vicent Marzà en enero de 2016.

Tras este revés, las AMPA de ambos institutos han decidido dar un paso al frente y ser ellas quienes den a conocer la problemática a la sociedad alicantina. Y las reacciones no han tardado en llegar. Las imágenes publicadas en las redes sociales han causado un fuerte impacto en antiguos alumnos y también en los padres de los estudiantes.

«Seguiremos movilizándonos y ya no vamos a parar», afirma Ana Blanca Barriuso, presidenta de la AMPA del Miguel Hernández.

Las instalaciones, que no reciben mantenimiento alguno desde su inauguración hace décadas, sufren todo tipo de deterioros y en abril de 2016 el IES Jorge Juan redactó una solicitud de rehabilitación integral del edificio a la Conselleria de Educación.

Las grietas que provoca el reasentamiento del Monte Tossal, los cristales que evidencian botellones nocturnos, las inclemencias del tiempo sobre un recinto descubierto en su totalidad y su antigüedad hacen que el espacio destinado para la práctica deportiva que tienen los alumnos de los dos institutos más céntricos de la ciudad sea arcaico y, lo que es más grave, peligroso para su salud.

Vestirse de corto, emprender una zancada o lanzar un triple a canasta no debería ser más una amenaza en pleno siglo XXI.