Suena el teléfono y es John, un californiano que se dejó caer por la península hace unos meses. Della30, una alicantina de 48 años, descuelga y entona un «hellow» con mucha jota. Llevan en contacto varias semanas, pero hay un bache en la comunicación; el inglés de esta última no está muy pulido. Aun así, una aplicación de citas ha querido que estas dos personas se conozcan. Y en ello están.

Este último portal asegura que más de 600.000 personas en España se han casado después de haberse conocido en la red, y que el 17% de éstas ya tiene un hijo. El gran número de aliados a esta «comodidad» deja de parecer extraño cuando vemos que el 60% de los solteros asegura, en el estudio de esta misma empresa, que nunca se ha aproximado a nadie en lugares físicos.

«Moverte por sitos específicos de tu edad es complicado, en Alicante voy a 'La Movida de los 80', donde estuve por última vez el viernes, pero la gente estaba muy bebida... Las aplicaciones vienen bien para conocer a alguien y tener luego una cita más tranquila en un cine o con un café en la mano», cuenta Della30.

Estas fábricas online de enlaces entre personas, gratuitas en su mayoría, saben sacar su beneficio del emparejamiento. Tinder, una de las más conocidas, ha conseguido que el 24% de sus usuarios se suscriban al servicio premium, según Globalwebindex, que añade que el 3% de los internautas en España pagan por servicios de citas.

La usuaria alicantina nos cuenta los pasos que dan sus encuentros: «Primero hablamos a través de la aplicación, luego nos damos el whatsapp, luego nos llamamos y finalmente quedamos en un sitio público a sabiendas siempre de alguna amiga».

Cuando se le pregunta sobre la posibilidad de encontrar algo sólido en estas plataformas, lo tiene claro: «No, no es fácil. El hecho de que sea una mujer mayor, independiente y con trabajo le hace pensar a muchos que van a tener sexo y manutención asegurada».

Cuelga el teléfono a John después de una conversación catastrófica. Della, ¿cómo piensas entenderle cuando venga a verte?, le pregunto. Pues practicando inglés y hablando muy alto, contesta entre risas.