La edil de Memoria Histórica, María José Espuch, pasó un mal trago durante la reposición de la primera placa franquista. Sin estar arropada por ningún concejal más del tripartito, ni siquiera por el portavoz de su grupo, Natxo Bellido, la edil mostró sus emociones. Luego diría que ella es «así de expresiva. Cuanto tengo mucha rabia no la contengo y esto me parece una injusticia». En el acto no estuvo el alcalde y tampoco ningún edil socialista. Ni nadie de Guanyar, grupo que se mostraba partidario de agotar todos los plazos legales antes de cambiar las placas frente a la postura del PSOE y Compromís de acatar cuanto antes el auto judicial «porque nos habíamos excedido demasiado tiempo. La mayor brevedad posible es la mayor brevedad posible. Por mí no las hubiera cambiado», declaró Echávarri ayer en un acto en el Ayuntamiento.

Consultado por unas declaraciones del coordinador local de EU y representante de Guanyar, José Antonio Fernández Cabello, durante el cambio de placas, en las que llamó «timorato al alcalde», éste dijo «no voy a contestar a Guanyar». El primer edil se refirió también a la reunión en la que se fijó el calendario de reposición de placas, que se celebró el jueves, «lo vimos bien todos», aseguró. Sin embargo, en esa reunión no hubo nadie de Guanyar ya que el edil de Estadística, Daniel Simón, no acudió pese a que él mismo había fijado la hora del encuentro, revelando un nuevo cisma en el tripartito.

En un comunicado posterior Guanyar afirmó que le habían surgido imprevistos en la Concejalía de Cultura de los que informó con posterioridad al alcalde y a Espuch.