Un estudio liderado por científicos del Área de Investigación en Servicios de Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio), dependiente de la Conselleria de Sanidad, en colaboración con investigadores de diferentes centros nacionales, han analizado el efecto del cambio del sistema de copago sobre los medicamentos implantado en julio de 2012 respecto a la adherencia (o cumplimiento) al tratamiento farmacológico en pacientes con síndrome coronario agudo.

Los resultados, publicados en la prestigiosa revista científica Heart, confirman que “en pacientes de alto riesgo y para medicación esencial, se debería valorar la retirada del copago, ya que supone una barrera a la adherencia, pudiendo incrementar el riesgo de los pacientes de sufrir eventos graves y costosos para el sistema sanitario”, resalta Gabriel Sanfélix-Gimeno, jefe del Área de Investigación en Servicios de Salud de Fisabio-Salud Pública.

Pese a que la Conselleria de Sanidad retiró el copago de las medicinas para los jubilados que cobran menos de 18.000 euros al años, éste se mantiene para quienes perciben pensiones por encima de este límite. Los trabajadores en activo también pagan por sus medicinas, un 40% quienes ganan por debajo de 18.000 euros y un 50% quienes perciben hasta 99.999 euros.

Los científicos han estudiado el impacto del copago en cuatro grupos de medicamentos (antiagregantes, betabloqueantes, IECAs/ARAIIs y estatinas). El estudio ha sido realizado con datos de práctica clínica habitual sobre una cohorte poblacional de más de 10.500 pacientes dados de alta tras sufrir un síndrome coronario agudo en el período 2009 a 2011 en la Comunidad Valenciana. Se evalúo su adherencia a los tratamientos desde el alta hospitalaria hasta diciembre de 2013.

El cambio de copago de 2012 supuso que los pensionistas, anteriormente exentos, pasaran a soportar un 10% del coste de la medicación (con distintos topes mensuales según renta), y que los activos con rentas superiores a 18.000 euros pasasen de soportar un 40% del coste a un 50 o 60% en función de su renta. Los activos con rentas inferiores a 18.000 euros no cambiaron su aportación (40% antes y después del cambio de copago).

Tomando como grupo control el único que no sufrió cambios (activos de menos de 18.000 euros), los investigadores de Fisabio-Salud Pública han analizado el impacto del cambio del copago en la adherencia a los medicamentos en los otros dos grupos.

Los resultados indican que el cambio de copago tuvo un efecto negativo inmediato sobre la adherencia de los pensionistas en dos de los cuatros grupos de medicamentos, los de mayor coste (estatinas e IECA/ARAII). Comparados con el grupo de control, la adherencia a estos medicamentos disminuyó un 6.8% y un 8.3%, respectivamente.

La adherencia a estatinas también empeoró en el grupo de activos de renta de más de 18.000 euros, reduciéndose un 7.8% respecto al grupo control. El cambio de copago no tuvo efectos significativos sobre la adherencia a medicamentos de menor precio y nivel de copago, como los antiagregantes y betabloqueantes.

“Existe un gradiente coste/renta en la no adherencia: peor adherencia en medicamentos de mayor coste y en pacientes de menor renta. Cuando lo que interesa a todos es que el paciente se tome la medicación es razonable que no exista copago ya que es un obstáculo”, añade Aníbal García-Sempere, investigador de Fisabio-Salud Pública.

“En pacientes de alto riesgo y para medicamentos efectivos y seguros -destaca García-Sempere- es razonable tratar de maximizar la adherencia a los tratamientos, para prevenir eventos y evitar costes. Los sistemas de copago deberían considerar el riesgo de los pacientes y la efectividad de las terapias, además de la renta”.

Para combatir los efectos perjudiciales en la salud de estos nuevos copagos farmacéuticos y ortoprotésicos, la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública puso en marcha en enero de 2016 ayudas económicas dirigidas a pensionistas con rentas bajas y personas con diversidad funcional para que pudieran hacer frente a sus tratamientos.

Gracias a estas ayudas, el año pasado se beneficiaron más de 915.000 personas y el abandono de medicamentos se redujo en un 32%. En concreto, por tipo de diagnóstico, destaca la caída del abandono del tratamiento de procesos relacionados con enfermedades crónicas como la hipercolesterolemia en un 34%, la diabetes en un 31% o la hipertensión en un 31%.

A estas medidas se han sumado este año 2017 nuevas ayudas frente al copago de medicamentos en el caso de menores de familias con rentas bajas (asociados a progenitores con rentas anuales inferiores a 18.0000 euros). Se estima que más de 400.000 menores se beneficiarán de esta iniciativa