Unas prácticas sobre el terreno. Un joven arquitecto que ha hecho el máster de Cooperación Internacional al Desarrollo en la Universidad de Alicante (UA ) decidió llevar a cabo el trabajo de fin de proyecto a más de 2.500 kilómetros de su casa y alejado de las comodidades. Embaló sus cosas y aterrizó en el campamento de refugiados de Ritsona, en la zona de Grecia cercana a la costa del mar Egeo, en uno de los alrededor de cincuenta que se montaron en el país a raíz de esta crisis migratoria que parece no tener fin.

José María Moyano, un argentino residente en Alicante desde 2001, tenía claro desde el primer momento qué tipo de prácticas quería desarrollar: «Buscaba una oportunidad en el campo de la ayuda humanitaria que me permitiera trabajar en el terreno, utilizar mis conocimientos en arquitectura y construcción y, sobre todo, contribuir en la labor de una organización con un proyecto interesante y significativo».

Por ello, y sabedor de la necesidad de personal en las organizaciones que ayudan a los refugiados en Grecia, envió solicitudes y Lighthouse Relief se interesó. Se trata de una entidad sueca cuya principal labor en los campamentos es desarrollar actividades orientadas a los grupos más vulnerables, mujeres y niños, pero que cuenta también con un equipo para edificar y mantener las instalaciones en las que los demás proyectos se llevan a cabo.

Moyano comenzó su trabajo como voluntario en julio de 2016 y acabó a finales de septiembre, aunque se ha quedado allí.La labor que ha realizado durante estos meses ha sido muy diversa. «Como arquitecto, diseño y planeo los espacios para Lighthouse Relief, presento y defiendo mis proyectos ante donantes internacionales buscando financiación, pero también hago de jefe de obra, de carpintero, de electricista, de fontanero, y de albañil si es necesario», afirma.

Ayuda humanitaria

¿Y qué lleva a un licenciado en Arquitectura a hacer el máster de cooperación al desarrollo en lugar de estar en un cómodo despacho?: «Cuando estaba terminando, empecé a tener claro que quería orientar mi carrera hacia la cooperación internacional. En cuarto curso conocí en un viaje a una persona que trabajaba en el campo de la ayuda humanitaria y despertó mi interés por este sector. Eso motivó mi trabajo de fin de máster y, más tarde, lo que me impulsó a entrar en el máster de Cooperación de la UA para especializarme en esta rama».

Los conocimientos en este curso le han sido «de gran ayuda» para comprender cómo funciona el mundo de la cooperación y la ayuda internacional, al tiempo que «estoy poniendo en práctica herramientas sobre elaboración de proyectos, participación comunitaria, evaluación y seguimiento».

En estos meses en el campamento de Ritsona ha conocido historias personales muy duras: «Donde trabajo la gran mayoría son sirios y las historias sobre la guerra y lo que está pasando en su país son horribles. Los padres han dejado de proveer para su familia (en el campamento se les provee con alojamiento, comida y servicios mínimos necesarios), las madres se han acostumbrado a barrer una tienda, y los niños y niñas crecen en un campamento, muchos perdiendo años de colegio. Además, en Grecia he visto campos de todo tipo, algunos bastante aceptables y otros en condiciones deplorables».

Al terminar sus prácticas, la organización sueca le ofreció que siguiera cubriéndole el alojamiento y las dietas, y decidió quedarse. Y ahora le han ofrecido un contrato como coordinador, de forma que se encarga de la coordinación de las actividades de construcción en todos los campamentos en los que operan en Grecia.

Por su parte, el director del máster, el profesor de la UA, Moisés Hidalgo, afirma que su alumno «muestra su compromiso con los refugiados, que se han convertido en víctimas atroces de guerras que Occidente no sabe y no quiere parar. Resulta loable no tanto la distancia, sino su responsabilidad y actitud crítica, además de su gran capacidad intelectual y compromiso profesional».