Las últimas polémicas en dos de los patronatos del Ayuntamiento de Alicante (Vivienda y Turismo) han vuelto a poner en el centro de la diana unas entidades locales creadas para permitir una gestión más ágil y que empezaron a proliferar en los ayuntamientos en los años ochenta y noventa. Durante este mandato del tripartito en Alicante, el principal foco de problemas se ha registrado en el Patronato de la Vivienda, que tiene como máxima responsable a la edil Julia Angulo (Guanyar) y como gerente, a Gaspar Mayor, que lleva tres décadas al frente de un organismo autónomo sobre el que han recaído acusaciones de enchufismo, controversias por la relaciones con plataformas sociales y, hace apenas unos días, críticas después de que se conociese que el propio gerente propuso ascender, sin ningún concurso de méritos de por medio, a su mujer a «número dos» del patronato. Una decisión, que para más sospecha, Mayor tomó apenas unos meses antes de cumplir los 65 años y que va a reportar un aumento del sueldo de unos 400 euros netos al mes para la trabajadora, que como todos los empleados del Patronato de la Vivienda es personal laboral, es decir, que no ha tenido que pasar una oposición como los funcionarios del Ayuntamiento.
«Los organismos autónomos se crearon para gestionar un área de concreta servicio de la administración pública. En los años ochenta, cogemos la inspiración de los gobiernos de Reagan y Thatcher, empezando a pensar en administraciones más pequeñas, más manejables, que tengan cierto margen de maniobra», explica Gonzalo Prado, consultor de estrategia local, quien defiende la aparición de los patronatos en aras de buscar una mayor «eficiencia» en la administración.
Sin embargo, con la crisis económica aquí, también, todo cambió. De hecho, el Ayuntamiento de Alicante, entonces dirigido por el PP, suprimió hasta tres patronatos (Deportes, Cultura y Urbanismo) para reducir los costes. A esa «limpieza» sobrevivieron los cuatro organismos autónomos vigentes: los patronatos de la Vivienda, de Turismo y las Escuelas Infantiles, junto a la Agencia Local de Desarrollo Económico y Social. Estas entidades disponen de una mayor agilidad en la gestión, ya que se evitan pasar por muchos de los escalones del Ayuntamiento, como las comisiones o el pleno. Eso sí, según fuentes municipales, los mecanismos de contratación (de servicios o bienes) son idénticos a los de una concejalía. También deben someterse a la intervención y al Portal de Transparencia.
La situación cambia, sin embargo, en cuestión de plantilla. Por ejemplo, en el Patronato de la Vivienda o en las Escuelas Infantiles todos sus trabajadores son personal laboral, mientras que en Turismo se combinan con los funcionarios, que en cambio conforman al completo la plantilla de la Agencia Local de Desarrollo. «Siempre hemos abogado por la extinción de los patronatos porque creemos que son un coladero de personas que no pasan procesos selectivos, pero que cobran de los presupuestos del Ayuntamiento. En todos los organismos debe haber personal funcionario seleccionado a través de ofertas públicas de empleo», asegura la secretaria general del SEP en el Ayuntamiento, Cristabella Zornoza, cabeza visible del sindicato mayoritario en el Consistorio alicantino. Y es que, la cuestión laboral ha protagonizado la última gran polémica de un patronato en el Ayuntamiento de Alicante, cuando el gerente de Vivienda ascendió a «número dos» a su mujer, sin pasar además por la Mesa de Negociación (es decir, obviando a la parte social), como sí han hecho recientemente otros cambios de plantilla en la Agencia Local de Desarrollo. Esta circunstancia, criticada especialmente por el PP, provocó la reacción airada de los sindicatos, que forzaron a que la edil de Vivienda, Julia Angulo (Guanyar), accediera a llevar a un debate con la parte social los aumentos salariales en su patronato, ya que Mayor no sólo mejoró la situación laboral de su mujer, sino que ascendió de categoría o «premió» a casi una decena de empleados que, surgida la polémica, firmaron un documento en su apoyo, al que también se sumó el resto de sus trabajadores. «No podemos consentir el nepotismo en Vivienda», sostienen desde Ciudadanos, mientras que en el PP apuntan a la edil Angulo: «No demuestra ningún tipo de rigor».
Entre las personas más críticas con el Patronato de la Vivienda está su última presidenta, la ahora edil tránsfuga Nerea Belmonte, que fue concejala del área hasta que la expulsaron de Guanyar por adjudicar unos contratos menores a unos amigos. Belmonte afirma que en el patronato falta «transparencia» a la hora de la adjudicación de pisos al no haber «criterios objetivos» y también «coordinación» con el área de Acción Social. Con todo, sus principales críticas van dirigidas al gerente: «Cuando llegué, ejercía de concejal, se extralimitaba en sus funciones. Pasaba de lo técnico a tomar decisiones políticas». La figura del gerente protagoniza una de las dudas más generalizadas entre los expertos en gestión local, ya que sostienen que en ocasiones ejercen como concejal en la sombra pero siendo cargos de confianza de los políticos que no han sido elegidos por los ciudadanos.
La polémica en torno al Patronato de Turismo (la factura del viaje de promoción de las Hogueras a Gotemburgo aparecía duplicado en el Portal de Transparencia), en cambio, es visto como «un error» entre los grupos de la oposición, que eso sí critican que las políticas turísticas de Alicante no se debatan más en el fondo de las reuniones de la Junta Rectora.
Los patronatos también estuvieron bajo la lupa del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que pidió, antes de dar marcha atrás, el cierre de la Agencia Local de Desarrollo y de las Escuelas Infantiles. Ambas entidades fueron analizadas con detalle además en la autoría encargada por el tripartito al inicio de este mandato.
