El abogado Antonio Moreno, amigo personal de la matriarca de los Sala asesinada, ratificó ayer ante el juzgado que semanas antes del crimen aconsejó a la víctima que adoptara medidas para reforzar su protección personal. La conversación se produjo a raíz de que María del Carmen Martínez le contara que alguien había entrado en su dormitorio y revuelto sus cajones, donde guardaba algunos documentos legales, entre los que se encontraban las capitulaciones matrimoniales. Según explicó, esta acción debió de ser perpetrada por alguna persona con conocimientos legales, por lo que le aconsejó que adoptara medidas para reforzar su protección, ya que consideraba que el intruso tenía que ser alguien «ajeno a la familia» con conocimientos jurídicos o que seguía instrucciones al respecto. «Ella me dijo que estaba exagerando y, desgraciadamente, con lo que ha pasado después, está claro que no lo hacía», dijo.

A su salida del juzgado, el abogado, que además de amigo es vecino de la familia, aseguró a los periodistas con rotundidad que no creía que Miguel López fuera el autor de los disparos, un extremo sobre el que ni el juez, ni el fiscal, ni el resto de los abogados le llegaron a preguntar durante la comparecencia. «Sólo le he visto tres veces en mi vida», puntualizó, para añadir que «no le veo capaz de hacer una cosa como ésta. No es una persona violenta».

Moreno recalcó que «María del Carmen quería a todos sus yernos y tenía una buena relación con ellos». Y matizó que cambiaría su criterio si alguien le demostraba lo contrario.

El abogado dijo también que la víctima le habló de las divisiones en la familia a raíz del consejo de administración en el que se cesó a las tres hermanas y donde, según la víctima le contó, se produjeron «incidentes desagradables» y uno de los asistentes hizo un gesto pasándose la mano por el cuello, aunque dijo que no sabía si se trataba de una amenaza o que le decían que les iban a guillotinar como socios. Tampoco quiso aclarar quién realizó esos gestos.