Lo primero que llama la atención al llegar a Verdegás es la pulcritud de la calle Mayor, que articula el núcleo principal de la pedanía en la que la mitad de la población vive en chalés y casas de campo dispersos y la otra mitad en media docena de calles como un pequeño pueblo.

Los vecinos aseguran que «aquí se vive muy bien y muy tranquilos», pero en cuanto se sueltan a hablar se quejan por la falta de servicios. Por ejemplo, no tienen alcantarillado. «Llevamos muchos años reivindicándolo», señala Prudencia Alcame, presidenta de la Asociación de Vecinos La Pau de Verdegás. «Nos apañamos con pozos ciegos. Cada uno o dos años cada vecino llama para que le vacíen su pozo», lo que les cuesta unos 170 euros, «y no es justo porque pagamos por el alcantarillado al Ayuntamiento», añade Pilar Pérez, otra vecina, que junto a representantes de la asociación de padres del colegio aprovecha para pedir una vez más el comedor para el centro «porque ahora los niños tienen que ir a comer a uno de los dos bares de la pedanía» con los que el APA ha llegado a un acuerdo, tal como señalan Leandro Hernández y Encarni Cremades, dos de los padres.

Los vecinos se muestran orgullosos de la limpieza y buen estado de la calle Mayor, jalonada de palmeras, pero aclaran que no se debe a los servicios de limpieza municipales sino al trabajo de los propios vecinos. «Apenas vienen los jardineros del Ayuntamiento así que a veces los vecinos nos encargamos de limpiar las palmeras y tener barrida la calle», señala Prudencia al tiempo que se lamenta porque «últimamente nos están quitando cosas, por ejemplo en la plaza de las Macetas teníamos ocho farolas y quedan tres; nos quitaron un par de maceteros y se rompió un espejo en una esquina para ver si venían coches en el cruce, lo quitaron, no nos lo volvieron a poner y nos dicen que toquemos el claxon». Ante esta situación, medio en broma medio en serio, la representante de los vecinos asegura, mostrando un banco con un par de lamas de madera rotas, que «este banco está roto pero no digo nada por si lo quitan y ya no volvemos a verlo». Piden también un par de puntos de recogida de enseres y poda «porque a veces se acumulan las hojas y se acaba ensuciando todo».

Vecina ilustre

En Verdegás muchas de las calles tienen nombre de ríos aunque de pronto paseando te encuentras con la calle María Blasco, vecina ilustre de la pedanía que tiene una casa en la calle Mayor y de la que los vecinos hablan con verdadero orgullo. «Viene bastante. Por ejemplo la semana pasada estuvo aquí y su sobrina viene aquí al cole». Su orgullo está justificado, ya que la bióloga María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, es una de las investigadoras más relevantes del mundo.

Otro elemento relevante y, en este caso polémico, de la pedanía es la estatua a Sonia Castedo, situada junto a la parroquia de la Santísima Trinidad «en un terreno privado», según aclaran los vecinos, quienes temen que ese homenaje que realizó un vecino, el escultor Alfonso Lozano en 2008 a la entonces alcaldesa, les perjudique ahora que el PP ya no está en el Ayuntamiento. La de Castedo no es la única escultura de la pedanía ya que Alfonso Lozano también dedicó una a la Policía Local que se encuentra en la plaza de España, y otra en una rotonda a la salida de Verdegás.

La plaza de España, con su escenario al fondo, es el lugar donde los vecinos celebran sus fiestas el 15 de agosto en honor a la Santísima Trinidad con la organización de charangas, juegos, bailes y actos religiosos. También aquí organizan el 1 de mayo el día de las paellas. «Nos hace falta una barandilla para el escenario pero no hemos tenido suerte de que lo pongan».

En Verdegás viven 279 personas, según los datos de Diputación a 1 de enero de este año, la mitad de ellas en casas de campo diseminadas por la pedanía. El 80% de los vecinos viven aquí todo el año mientras que el resto pasan solo el verano. Uno de los mayores problemas de la partida es que no puede crecer. La falta de Plan General de Ordenación Urbana les impide edificar. «En el Plan General que se estaba preparando había algunas zonas donde dejaban construir pero como no sale adelante, los jóvenes de la pedanía no tienen posibilidad de levantar una casa y ya hay unos 20 que se han marchado a San Vicente, a Agost o a Alicante aunque les hubiera gustado vivir aquí», lamenta Prudencia Acame en nombre de sus vecinos.

Tiendas «saca apuros»

Mientras hablamos llega a la pedanía la camioneta del carnicero. En la zona hay tres tiendas de comestibles, las que los vecinos llaman «saca apuros» como señala riendo Pilar Pérez, pero ninguna se encuentra en el núcleo urbano de la pedanía. Por contra, a diario el panadero pasa por la zona con su furgoneta y lo mismo hacen un par de veces por semana un repartidor de carne y embutidos y otro de pescado. Además, muchos de los vecinos tienen en sus casas gallinas y conejos, así como sus propias huertas con lo que, tal como aseguran, «no nos falta de nada».

Para compras más grandes de alimentos, ropa u objetos del hogar los habitantes de Verdegás cogen el coche «como cualquier otro vecino de Alicante». En coche se encuentran a cinco minutos de Agost y San Vicente, y a diez de Alicante. «Es una distancia corta y así podemos disfrutar de las ventajas de vivir aquí», indican. ¿Qué ventajas son estas? Responden sin duda que «muchas». Un vecino habla de que «aquí se respira sin los agobios de la ciudad», otro resalta la «tranquilidad» y que «aparcas donde quieres». Además todos se conocen, lo que es una ventaja en caso de que uno de los vecinos necesite el apoyo de los demás, «aunque a veces también es un problema porque con tanto roce a veces hay peleas», dice Prudencia riendo.

De bares

La pedanía cuenta con dos bares, el Central, creado en 1968, y el Bar L'Estanc, que abrió en 2012. Para los vecinos más piadosos, en la parroquia se celebra misa todos los domingos. En la parroquia, en Navidades, los vecinos montan un belén del que se sienten muy orgullosos y que, a tenor de las fotografías que muestran, vale la pena visitar. También resaltan la organización de su propia cabalgata de Reyes Magos, así que oportunidades de relacionarse no les faltan.

Los vecinos llevan años pidiendo la construcción en la pedanía de un centro social, ya que el local que tienen actualmente debajo del escenario de la plaza de España resulta insuficiente para acoger las actividades de los vecinos.

Un lugar muy transitado es el parque de las Macetas situado algo alejado del núcleo de viviendas. Tal como narra Prudencia Acame, «era un estercolero y los vecinos plantamos césped y pusimos flores hace más de 20 años. Entonces nos regalaron materiales y el Ayuntamiento nos dio tres farolitos y tres palmeras e hicimos el parque». Posteriormente, tal como cuenta la presidenta de los vecinos, «pedimos a Sonia Castedo que nos lo vallara. Ella dijo que sí y yo me comprometí a hacerle un monumento si cumplía». Castedo cumplió y la asociación de Vecinos colocó en el parque una piedra con una placa en agradecimiento «a una persona estimada» según se leía. En la actualidad permanece la piedra, pero la placa ha desaparecido. En el parque de las Macetas hay maquinas deportivas para mayores así como mesas de obra donde los vecinos juegan al parchís o al ajedrez al aire libre.