La concejala de Acción Social y Vivienda, Julia Angulo (Guanyar), tendrá que tomar en solitario, sin el respaldo de sus socios de gobierno, las medidas que considere oportunas tras la polémica surgida por la decisión del gerente del Patronato Municipal de la Vivienda, Gaspar Mayor, de colocar a su mujer, Maite Ripoll, como «número dos» del organismo autónomo en una reestructuración de la plantilla en la que también decidió subir el sueldo y la categoría profesional a otros dos empleados, además de efectuar modificaciones en cinco puestos de trabajo más. Los cambios en el organigrama, a iniciativa personal del gerente y recogidos en el presupuesto del ente autónomo para este año, fueron avalados por el tripartito, con la abstención de Ciudadanos y el voto en contra del PP, en la Junta General del patronato celebrada el pasado miércoles. La reestructuración de la plantilla llega a solo unos meses de que Gaspar Mayor cumpla los 65 años (nació en junio de 1952), aunque al tratarse de personal laboral podía aplazar su jubilación, según fuentes municipales consultadas por este diario, que concretaron que la mujer del gerente pasará de cobrar unos 2.100 euros netos al mes a unos 2.500 euros.

Tras desvelarse que el gerente había situado a su mujer como su «número dos», la edil de Guanyar pidió ayer al resto de miembros del tripartito que apoyasen las posibles medidas que decida tomar en el Patronato de la Vivienda. Lo hizo tras la Junta de Gobierno extraordinaria en la que se aprobó la propuesta de los presupuestos del Ayuntamiento, en un nuevo paso camino al examen definitivo que deben pasar en el pleno municipal. Tras esa breve reunión celebrada a última hora de la mañana, Angulo tomó la palabra para explicar la situación a los concejales del PSOE y de Compromís y, además, para pedirles el respaldo público a sus decisiones. Unos y otros, tantos los liderados por Gabriel Echávarri (ausente tras aprobarse los presupuestos) como los de Natxo Bellido le dejaron ver que la responsabilidad sobre el Patronato de la Vivienda recae sobre su persona. Es decir, que las decisiones que decida tomar, a raíz de la polémica surgida por la decisión de Gaspar Mayor de ascender a su mujer hasta el «número dos» del Patronato, le competen a ella en exclusiva. «Es un problema de un área de Guanyar que ellos deben resolver, tal y como hacemos los demás en nuestras concejalías», señaló un edil presente en la reunión de ayer.

Así, Angulo intentó que sus futuras medidas fueran respaldadas por el tripartito al completo, pero no lo consiguió. Durante esa conversación, la edil puso sobre la mesa la posible creación de una «comisión ejecutiva», recogida en los estatutos del organismo, para «gerenciar, valorar y revisar» las decisiones que se puedan tomar a partir de ahora en el Patronato de la Vivienda. Preguntada por este diario si esta medida sería para «tutelar» a Mayor, la edil lo negó: «Sería para apoyarle, para darle más respaldo a sus decisiones, que no se piensen que son unilaterales». A su vez, la concejala defendió su gestión: «Cuando se me plantearon [los ascensos], no miré que fuera su mujer, sino que se ajustasen a la norma de la RPT [Relación de Puestos de Trabajo]». Angulo aseguró, pese a la dura polémica, que el puesto del gerente «no corre peligro».

Desde la oposición, en cambio, criticaron ayer con dureza los ascensos en el Patronato de la Vivienda. La exconcejal de Vivienda y ahora edil tránsfuga, Nerea Belmonte, subrayó la «falta de estética» de la medida, a la vez que resaltó que Gaspar Mayor, durante su etapa en el tripartito, le pedía «más gente para el Patronato» y ahora «amortiza una plaza para poder subir el sueldo al personal».

Desde PP y Ciudadanos, por su parte, censuraron las formas del gobierno en la gestión del Patronato de la Vivienda, destacando la «endogamia» y las «preocupaciones» actuales del tripartito, ya alejadas del «rescatar personas».