Otra de las participantes en el congreso sobre reproducción asistida clausurado ayer en Alicante es Isabel Ochando, que actualmente investiga cómo la genética puede ayudar a mejorar los tratamientos, evitando al mismo tiempo posibles efectos secundarios negativos.

¿Qué va a permitir detectar la realización de estudios genéticos en pacientes de tratamientos de reproducción asistida?

Hará posible que tengamos un indicador más acerca de qué respuesta va a tener la paciente al tratamiento farmacológico al que se va a someter para favorecer su estimulación ovárica.

¿Qué riesgos existen?

Lo que se conoce como «síndrome de hiperestimulación ovárica», que puede acarrear efectos negativos para la salud de la paciente.

Junto con la genética, ¿puede haber otros factores decisivos?

Uno de ellos es la edad, que nos indica en parte qué tipo de tratamiento necesita la mujer -a más edad, más necesidad de estimulación ovárica y por lo tanto necesidad de más fármacos-, pero hay que buscar otros marcadores que nos permitan predecir la respuesta que va a tener cada paciente a su tratamiento.

¿En qué proceso se encuentra ahora la realización de este tipo de estudios genéticos?

En fase de investigación. Los resultados son en principio prometedores, pero todavía no tenemos la suficiente evidencia como para empezar a realizarlos. En cualquier caso, lo que sí está claro es que un tratamiento personalizado siempre es más eficaz y minimiza los riesgos para la paciente, por lo que hay que perseverar en ello.