Son cinco de los mejores estudiantes de la Universidad de Alicante. Se encuentran entre los 84 elegidos que han sido reconocidos por sus calificaciones como Premio Extraordinario este año. Adrián García (Derecho), Aitana Fernández (Maestro en Educación Primaria), Ethan Calero (Historia), Félix Escalona (Ingeniería Informática) y Jennyfer Díaz (Turismo y Administración y Dirección de Empresa) no se conocían antes de participar en este reportaje pero han descubierto que tienen muchas cosas en común. De hecho, cuatro de ellos han decidido seguir estudiando para sacarse el doctorado y conseguir una plaza como docente investigador en la universidad, aunque son conscientes de la escasez actual de plazas. Jennyfer Díaz es la única que se ha decantado por buscar su futuro en el proceloso mundo del mercado laboral privado. Y ya ha encontrado un hueco en un hotel de cuatro estrellas de Valencia, por lo que no pudo unirse a sus compañeros en la sesión fotográfica. En unos meses ha logrado un ascenso, aunque ya tiene previsto encaminar sus pasos al sector de la exportación de muebles a partir de abril.
«Yo estudiaba unas dos horas al día, no he sacrificado mi vida por la carrera. Desde pequeña me ha encantado estudiar y aprender y tengo facilidad, pero me he dedicado también a mi carrera deportiva. Soy cinturón negro de karate y juego al rugby, antes en el equipo de la UA y ahora voy a intentar subir a Primer División con el Rugby Club Valencia», explica.
Sus compañeros sin embargo sí admiten sacrificios. «Yo me he dedicado al estudio estos cuatro años, apenas he salido con mis amigas, pero si quieres sacar buenas notas es lo que toca. Aunque la verdad es que me gusta estudiar», afirma Aitana Fernández, mientras el resto asiente. «Lo importante es la constancia, trabajar todos los días. Yo incluso el día de Nochebuena he estudiado. Para conseguir buenos resultados hay que sacrificarse y ese sacrificio se extiende a tu familia y amigos», asegura Adrián García.
Ambos además descubrieron su vocación investigadora tras pasar con una beca por departamentos universitarios. «Cuando empecé la carrera lo hice con la idea de ser maestra, pero me he dado cuenta de que lo que me apasiona es investigar y poder ayudar así a niños con necesidades específicas», señala Aitana. «Yo también empecé pensando en ser abogado pero tras pasar por el departamento de Constitucional con el catedrático José Asensi he descubierto mi vocación docente aunque estoy haciendo el máster de Abogacía por no cerrarme puertas», indica Adrián, quien incluso ha rechazado un par de ofertas de grandes bufetes para centrarse en sus estudios. Y algo similar les ocurrió a Ethan Calero y Félix Escalona tras realizar prácticas en departamentos de sus facultades. Félix cursa un master en Robótica para entrar en el Doctorado de Informática.Así que en el caso de los cuatro las notas medias sí son importantes.
También coinciden en criticar el Plan Bolonia «que comprime cinco años en cuatro», argumenta Ethan, así como el sistema educativo porque «no te enseña a razonar, sólo a memorizar», apunta Adrián. «No se educa en el valor del esfuerzo, en Bachillerato hay gente que se hubiera puesto las pilas si le hubieran obligado a repetir. Pero en vez de eso lo que hacen es bajar el nivel y llegan a la carrera sin los conocimientos básicos», razona Félix. Y lo corrobora Aitana, que incide en que «es verdad que muchos llegan a la universidad con faltas de ortografía por no leer».
Admiten que han ido perfeccionando las técnicas de estudio a medida que avanzaban los cursos de sus respectivos grados.
Salvo Jennifer que reconoce «vivir un poco en mi mundo», al resto sí le interesan las noticias y estar al día de lo que ocurre. Adrián se decanta por la radio «donde creo que el debate es más tranquilo que en la tele» y Félix alerta del peligro de las redes sociales «la gente se cree cualquier cosa que le llega en un post», dice. A Ethan le preocupa el «Brexit» porque «no sería raro que tuviera que hacer parte de los estudios clásicos allí» y añade que «al final ves lo que pasa allí, en EE UU con Trump, en Francia con Le Pen y te das cuenta de que aquí no estamos tan mal». «Lo que pasa es que no somos capaces de aprovechar todo el talento que somos capaces de desarrollar y claro, los jóvenes se marchan fuera», concluye. Ellos mismos estarían dispuestos a hacer las maletas si les falla el plan previsto y sus brillantes expedientes no son suficientes.
