La edil no adscrita en el Ayuntamiento de Alicante, Nerea Belmonte (ex de Guanyar), aseguró ayer, durante el pleno municipal, que concejales de la Corporación le «insultaban, acosaban, vejaban y atacaban» en el interior del Ayuntamiento de Alicante. «En los últimos tiempos, en los pasillos me he visto sometida a situaciones de acoso, de insultos y de vejaciones por parte de algunos concejales de esta corporación», afirmó en público ante el asombro generalizado de un pleno municipal que, hasta ese momento, había transcurrido sin pena ni gloria, sin asuntos de calado ni tampoco broncas de relevancia.

Belmonte, terminado el pleno, explicó el incidente que, a su juicio, había protagonizado unas horas antes de manera involuntaria. Eso sí, la edil no quiso desvelar la identidad de la excompañera de Guanyar que le insultó hasta que le cuente los hechos al alcalde, al que le pedirá un cambio de despacho (que ahora comparte con Sepulcre, con quien no le importa seguir), para alejarse de Guanyar, que tiene las dependencias de su grupo justo enfrente del espacio que comparten los tránsfugas. «No ha sucedido nada diferente a lo que está pasando en los últimos plenos, pero hoy [por ayer] ya me he cansado de aguantar. En el receso del pleno, he bajado a mi despacho y cuando salía para ir al minuto de silencio me he cruzado con una concejala de Guanyar, que me ha dicho que era una cínica. Yo le he respondido que si tenía algo que decirme lo hiciera en el pleno», explicó ayer Belmonte, quien continuó su relato: «Ella ha seguido bajando la escalera y entonces me ha gritado que era una ridícula y gentuza. Ella no iba sola, porque siempre que tienen este comportamiento conmigo van en grupo y lo hacen en lugares donde nadie les puede ver. Cuando van solos, pueden o no saludarme, pero nunca me dicen nada así», prosiguió Belmonte, quien descartó ayer acudir a los juzgados pese a su amago en el pleno: «Yo no quiero ir a los tribunales, lo único que quiero es que me dejen en paz. A los últimos plenos he tenido que venir acompañada».

Durante su intervención en el pleno, Belmonte preguntó al alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, «qué va a hacer» para que los ediles de la corporación alicantina no tengan que verse sometidos a «insultos, vejaciones y ataques que nada tienen que ver con la política». El dirigente socialista, con gesto de póker como la mayoría del plenario, condenó que «cualquier concejal del equipo de gobierno, de la oposición o un ciudadano le haya injuriado o menoscabado su derecho al honor» en los pasillos del Ayuntamiento. «Me quedo perplejo, no son formas ni lo vamos a consentir. Le rogaría que, si la intensidad de los ataques son para que se abra una averiguación sobre los hechos o un expediente, me traslade un escrito», concluyó el alcalde. Tras estas palabras, Barcala (PP) y Bellido (Compromís) criticaron de inmediato los hechos denunciados por la tránsfuga Belmonte, mientras que Giraldo (Ciudadanos) lo hizo poco después, ya al término del pleno, a través de las redes sociales.