María del Carmen Martínez, la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala, impidió con su voto de calidad (la acción de oro que le legó su marido) que se repartiera entre todos los socios del holding empresarial familiar (ella y sus cuatro hijos) un dividendo extraordinario de un millón y medio de euros, tal y como estaba previsto. Fue en la misma junta del 19 de septiembre, apenas tres meses antes de su muerte, en la que también se acordó nombrar al primogénito administrador único tras cesar a todos los miembros del consejo de administración formado hasta ese momento por la víctima y todos sus hijos: el mayor y único varón (Vicente) y tres mujeres (Mar, María Antonia y Fuensanta). Así lo declaró Miguel López, el marido de la menor, a preguntas del juez que investiga la muerte de su suegra y quien le envió a prisión por su asesinato hace once días, dos meses después del crimen.

El arrestado, quien se ha declarado inocente de estos hechos, concretó al magistrado la existencia de un enfrentamiento entre su suegra y su cuñado por una parte y las tres hermanas por la otra. Y añadió que en esa junta, en la que él estuvo presente en representación de sus hijos (a quienes previamente su mujer les había cedido una acción, al igual que hicieron sus otras dos hermanas con los suyos) se le llegó a recriminar a la víctima «que estaba amenazando la formación de sus nietos en el sentido de que (al frenar el reparto de dividendos) no iban a la tener las mismas oportunidades tanto desde el punto de vista de la formación como laboral».

El gerente de Novocar, el establecimiento de automoción propiedad de la familia Sala donde María del Carmen fue tiroteada, explicó que aunque entiende que con la muerte de su suegra se extingue la participación privilegiada (lo que beneficia a las tres hijas, que unidas, suman el 60%, al regirse las sociedades a partir de ese momento por las mayorías de los socios), él nunca ha participado en la vida social de las empresas.

Contó que como retribución a su trabajo percibe 100.000 euros brutos al año («al igual que sus dos cuñados»), una cantidad que calificó de «bastante moderada» teniendo en cuenta que no sólo es gerente «sino además administrador único». Agregó que su mujer cobra «45.000 euros por un sitio y otros 45.000 por la Compañía Española de Resinas», la sociedad patrimonial de la familia, que está en régimen de separación de bienes y que no tiene problemas económicos ya que su padre dejó una herencia en bienes de 6 millones para él y sus dos hermanas.

A lo largo de casi cuatro horas de declaración, Miguel López afirmó que la semana en que su suegra fue asesinada había ido hasta en tres ocasiones por Novocar, negó que le dijera a una de sus empleadas que la citara para última hora de la tarde para que recogiera el coche y señaló que se lo entregó él porque le pareció «excesivamente insultante cruzarse con ella y no hacerlo».

Ante el instructor también negó que hubiera metido él el vehículo de la víctima en el lavadero, dijo que desconocía quién lo había hecho y agregó que el lunes anterior se lo dio en ese mismo lugar porque «allí no se ensuciaba una vez limpio si soplaba el viento».

Un trayecto «no posible»

En cuanto a los tiempos, el yerno de María del Carmen calculó que desde que le entregó la llave a su suegra hasta que se marchó de Novocar «pasarían 10 minutos o un cuarto de hora», que después se fue «tranquilamente conduciendo» a su casa, que cree que tardó «unos 20 ó 25 minutos, que es lo habitual» y que «no es posible» hacer ese trayecto en 9, como sostiene la Policía. «Como muy poco en quince», precisó.

En contra de lo que mantienen los investigadores, el principal sospechoso del crimen de María del Carmen negó que entrara en su casa tras comunicarle que su suegra había recibido un golpe y antes de salir hacia Novocar, aunque después matizó que pudo haber ido «a coger una chaqueta o agua» (la Policía aventura que fue la desprenderse de arma y eliminar los restos de pólvora). Rechazó que fuera corriendo desde su coche hasta la casa de su cuñada (los investigadores interpretan que fue para asegurarse que recibía la llamada comunicando lo que le había ocurrido a su suegra delante de su mujer y sus cuñadas), explicó que su paso «siempre es rápido» y rebatió también que hubiera apagado el móvil durante la hora que se perpetró el crimen, aunque puntualizó después que a veces se queda sin cobertura en el concesionario o que lo desconecta.