Ángel Luis Palacio no puede salir de casa, lleva meses yendo del sofá a la cama y la larga lista de medicamentos que toma incluye antidepresivos y morfina para soportar los fuertes dolores que sufre en la espalda. Pese a su delicado estado de salud, este vecino de Juan XXIII, de 44 años, la Generalitat sólo le reconoce un 17% de discapacidad, lo que le impide acceder a cualquier tipo de ayuda, aunque sea de manera temporal.

«Es imposible que en su estado pueda trabajar, apenas se tiene en pie y los médicos así lo han reconocido», señala Eulalia Gallego, su mujer. Y para probarlo muestra un informe de la Unidad del Dolor del Hospital de Sant Joan, fechado el pasado mes de octubre. En el escrito, el médico que atiende a Palacio señala que «no está en condiciones de incorporarse al mundo laboral, tampoco de una incorporación social completa y necesita ser ayudado para una bipedestación normal».

El informe añade que el paciente «tiene graves problemas para una vida social medianamente completa, siendo ayudado en la mayor parte de su actividad no sólo por su patología, sino también por la medicación que necesita tomar». Tres meses después de este informe, Palacio recibió la resolución de la Dirección General de Diversidad Funcional en la que se le concede un grado de discapacidad del 17%.

La situación de este matrimonio es desesperada, ya que a la enfermedad de Ángel Luis se suma que su mujer tampoco trabaja, por lo que en este hogar no entra en la actualidad ningún tipo de ingreso. «Comemos gracias a Cáritas, que también nos ayuda a pagar la medicación y no estamos peor porque la vivienda era de mi padre y gracias a que mis hermanos están de acuerdo me he podido quedar», señala el afectado.

En 2015, Palacio fue operado de una hernia en la columna en el Hospital de Sant Joan. «Toda mi vida he trabajado en empleos que requieren de un enorme sobreesfuerzo, como las mudanzas o en el encofrado, por lo que al final mi espalda se resintió». Según denuncia este paciente, «la operación salió mal, porque el anclaje que me pusieron en la espalda se movió y tuve que volver a ser intervenido». Desde entonces asegura que sufre intensos dolores en la espalda y en la zona del nervio ciático, «que provocan que la pierna me tiemble al poco tiempo de estar de pie y se haya quedado totalmente debilitada». Unos problemas que se suman a las molestias que Ángel Luis Palacio sufre en la clavícula a raíz de un accidente de moto del que fue operado en 2010.

Con este panorama, el salón del pequeño apartamento del matrimonio se ha convertido en el espacio en el que Palacio pasa casi la mayor parte del tiempo. «Trato de salir a la calle, pero en seguida me tengo que tumbar, porque la pierna no me responde. Ni siquiera puedo coger a mis nietos en brazos, que es lo que más me pesa». En una enorme caja, su mujer guarda todas las medicinas que debe tomarse.

«Cada pocas horas tiene que cambiarse los parches de morfina porque enseguida le vuelven los dolores y también le han recetado vitamina D porque no le da el sol», explica Gallego. En este estado de salud, Ángel Luis Palacio ve imposible volver a trabajar en los trabajos que antes desempeñaba, por lo que pide una solución a su caso, «ya que llevo trabajando sin parar desde los 13 años y no merezco este trato ahora que estoy enfermo».

La pareja asegura que Cáritas es la única entidad que les ayuda. «Hemos acudido a los servicios sociales, y nada». También han intentado contratar los servicios de un abogado, «pero nos han pedido 500 euros para un informe médico privado, dinero que no tenemos», sostiene Gallego.