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Universidad de Alicante

"Chuletas" en la era tecnológica

Los documentos "pdf" en el teléfono móvil son el método más usado para copiar en los exámenes de la Universidad pero sin desterrar las viejas técnicas

Un estudiante muestra un documento pdf en la pantalla de un teléfono móvil, uno de los métodos más empleados ahora para copiar. PILAR CORTÉS

Copiar en un examen en la universidad es algo que, al margen de que sea ilícito llevar a cabo, ha existido siempre y que, como tantas otras acciones de picaresca, va adaptándose también al paso tecnológico de los nuevos tiempos. Las viejas "chuletas" escritas en un folio van dejando paso a las facilidades que ofrecen los teléfonos móviles para la lectura de documentos, de una manera mucho más precisa y discreta. Eso sí, sin desterrar del todo los métodos más tradicionales y, sobre todo, teniendo en cuenta de que se está asumiendo un riesgo que puede tener consecuencias académicas graves.

Los apuntes o los documentos de una asignatura pueden guardarse como imagen o en formato "pdf" en la memoria de un móvil, y son susceptibles de poder consultarse con disimulo en mitad de un examen. Lo corroboran varios estudiantes de la Universidad de Alicante (UA), que bien confiesan que alguna vez se han atrevido a ponerlo en práctica o que saben de la existencia de esta técnica. "Las chuletas están desfasadas", aseguran, aunque algunos de sus métodos, sobre todo los relacionados con la memotecnia, no pasan de moda.

Así, dos jóvenes estudiantes de Derecho explican que "anotar conceptos básicos en la muñeca y levantarte la manga con cuidado puede ser una forma" de copiar, aunque de todos modos hay que saber asociar ese apunte con el tema que se desarrolla a partir de él. Un ejemplo, señalan, son los artículos de alguna ley: se anota el número o su título y, a partir de su consulta, se hace un ejercicio de memoria para recordar el tema y contestar la pregunta. No obstante, este método queda ahora reservado prácticamente de forma exclusiva a las ocasiones en las que no es posible hacer uso del móvil.

"Cualquier teléfono de los de ahora lee un documento en pdf", afirman varios chicos que estudian una carrera de ciencias que prefieren no decir. "Incluso puedes guardar fórmulas en la calculadora", añaden. Eso sí, recuerdan que los profesores también se han adaptado al uso de las tecnologías de la información, sobre todo los que son más jóvenes, y que ellos conocen también perfectamente todos estos métodos. Por ello, explican, son muchos los docentes que "antes de un examen te dicen que les des el móvil, o que te obligan a apagarlo".

Un estudiante simula la forma "tradicional" de copiar a través de conceptos anotados en la mano y que se pueden consultar disimuladamente en un examen. Foto: Pilar Cortés

Aún así, la picaresca se desarrolla en vertientes muy amplias. "Hay quien lleva más de un móvil, y aunque deje uno sobre la mesa o se lo dé al profesor, se guarda otro y va consultando los documentos en él", comentan los jóvenes consultados. También influye mucho, añaden, "la asignatura de la que se trate y el carácter del profesor", e incluso "cómo sea el aula". Así, todos coinciden en que en las clases en forma de graderío "a priori puede ser más fácil copiar", sobre todo para quienes se colocan "en las partes altas". "Hay quien sabe colocarse estratégicamente", apostillan.

Hay todavía un paso más en estas nuevas maneras de copiar: el uso de audífonos de pequeño tamaño, conocidos popularmente como "pinganillos". Esta fórmula requiere de por sí más "infraestructura", ya que necesita del apoyo de otra persona que, desde fuera del aula, vaya indicando las respuestas a quien se examina. También es, tal y como corroboran los jóvenes con los que ha hablado este periódico, más incómodo de utilizar, sobre todo para quienes llevan el pelo corto y no pueden taparlo fácilmente. Aún así, señalan que hay quien se atreve con ello. En internet es bastante fácil hacerse con uno de estos microaparatos, a precios relativamente baratos.

Una joven muestra la forma de hacer anotaciones en la muñeca que luego pueden consultarse subiéndose la manga. Foto: Pilar Cortés

En cualquier caso, al margen de la treta que se emplee, todos son muy conscientes de que están haciendo algo indebido, y que se juegan mucho al hacerlo. Por ello, hacen hincapié en que no todos se animan a hacerlo y que, además, hay que estar muy seguro de todos los factores. "Lo menos malo que te puede pasar es que suspendas el examen", señala una de las estudiantes de Derecho. "Y al curso siguiente, aunque intentes evitar a ese profesor, es probable que el que toque sepa que has copiado alguna vez y te tenga hecha la cruz". "Si el profesor va a por todas, sabes que el riesgo lo tienes", redunda uno de los chicos de ciencias.

Por esto, muchos prefieren recurrir a métodos igualmente tradicionales pero adaptados a los tiempos, y que sí son lícitos: estudiar exámenes de otros años, o algo aún más limpio si cabe: compartir apuntes para estudiar. En estos casos "positivos", la tecnología también supone una ayuda: hay profesores que comparten en el campus virtual documentos que facilitan el estudio, o los propios estudiantes crean grupos para poder intercambiarse apuntes o resolverse dudas a través del correo electrónico, las redes sociales o las aplicaciones de mensajería instantánea.

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