Seis días después de que María del Carmen Martínez, la viuda de expresidente de la CAM Vicente Sala, fuera asesinada de dos disparos en la cabeza, su yerno Miguel López, encarcelado por su muerte desde el pasado viernes, mantuvo una conversación telefónica con una mujer identificada por la Policía como Mercedes a la que le manifesta sus sospechas sobre su cuñado Vicente y la mujer de éste, Lola Sánchez.

Tras comentarle a su interlocutora que tiene «mucha ansiedad» y «mucho desasosiego», Miguel le cuenta que le parece «muy fuerte» cuando, hablando de la noche del crimen, «se van a casa de Vicente y está con su abogado, su asesor financiero y su madre no lleva ni una hora muerta, es que alucinas», dice.

El responsable de Novocar, donde la víctima fue tiroteada, manifiesta a su interlocutora su convencimiento de que el crimen se ha cometido allí «para jorobar. (...) Estaba hecho a premeditación, porque si quieres matar a alguien aquí en casa (por la finca en la que viven todos los Sala, de unos 300.000 metros cuadrados de extensión) lo dejas y no lo encuentran en un mes, sólo alrededor de la casa hay cámaras, el resto nada. Entras por detrás y lo tienen todo libre. ¿Por qué lo hace allí y se la juegan tanto?», infiere.

En otro momento de la conversación, que dura 12 minutos, pregunta qué trabajo va a hacer la Policía «si esto es una cagada de mi cuñado Vicente que la ha liado por algún sitio, por algún sitio a alguien ha jorobado».

Miguel le cuenta a continuación a la tal Mercedes que su cuñado se ha ido a Madrid a ver a los abogados, que «el peligro es Lola» (por la mujer de éste), y que le parece «vergonzoso implicar a las hermanas» (en alusión a las otras tres hijas de la víctima, la menor de ellas su mujer). Dice Miguel: «Al final nos está haciendo pensar si lo...uf barbaridades. No puedo decirlo pero haciéndonos pensar si es él».

La Policía relata cómo en esta charla Miguel dice que Vicente está intentando «meter el muerto a sus hermanas a ver si las inhabilitan y queda él como administrador de sus bienes, hasta ese punto, con lo que nos hace replantearnos todo». Y vuele a insistir en que «puede ser un tema de Sudamérica» porque no quiere pensar que «hayan sido ellos, porque Lola no podía más».

Miguel también refiere que al principio pensó que era un atraco y que como su suegra «es una descerebrada», igual le había metido al atracador «un bofetón o cualquier cosa».