Miguel López, el detenido por el asesinato de Maria del Carmen Martínez, trató durante su declaración judicial de desvincularse de cualquier tipo de dependencia económica de la víctima. El detenido aseguró ante el juez que estaba pendiente de recibir una herencia valorada en seis millones de euros tras la muerte de su padre para repartir con sus otros hermanos. Asimismo admitió que aunque los negocios de automoción que regentaba habían tenido pérdidas, la situación estaba remontando. Miguel López fue detenido el pasado 8 de febrero como presunto autor material de la muerte a tiros de su suegra, viuda del expresidente de la CAM, en Novocar, una empresa de automoción que éste regenta. No ha reconocido el crimen y sostiene que esi inocente.

El sospechoso ha venido admitiendo en sus declaraciones en Comisaría la existencia de un conflicto familiar por la acción de oro dentro del holding familiar, que gararantizaba a la víctima junto con su hijo, Vicente Sala Martínez, el control de las empresas en detrimento de las otras tres hermanas. Durante su primer interrogatorio, llegó a decir de su suegra que «tenía un carácter muy difícil y una manera de hablar y actuar muy despótica». Según manifestó, Mari Carmen Martínez no tenía relación especial de amistad con nadie desde la muerte de su marido. «Ella era de hacer cosas en secreto. Y compraba joyas muy caras últimamente y las escondía. Tiene una colección de joyas muy importante que no compartía», aseguró. A esto añadió que «era bastante tacaña y su actitud era la de marquesa con una actitud clasista de hacer lo que ella era quería sin contar con nadie y con altivez».

Según manifestó a los investigadores, la personalidad de María del Carmen había sido siempre muy fuerte pero se contrarrestaba con la del fallecido Vicente Sala. El detenido declaró que, tras la muerte del expresidente de la CAM, «los últimos acontecimientos la habían convertido en una déspota que tomaba deciones sobre el holding sin escuchar a las hijas».

Las fuentes consultadas por este diario señalaron que durante la comparecencia en el juzgado negó ser un tirador experto, tal como sostiene la Policía, y que únicamente dispara lo necesario para renovarse la licencia de las distintas armas que tiene a su nombre.

Dos magrebíes

El sumario revela que la Policía investigó en su día a dos ciudadanos de origen magrebí que esa misma tarde en los momentos próximos al crimen estuvieron en las instalaciones de Novocar. Los agentes llegaron a tratar de identificar a estas personas y tomarles declaración en Comisaría para aclarar su presencia allí. Los dos iban buscando comprar algún coche pero se marcharon sin interesarse en ninguno. Según manifestaron en su día en la Comisaría, el primero de ellos acompañaba a su primo para adquirir un vehículo, para lo que había venido expresamente desde Ibiza. Ambos estuvieron en distintos establecimientos de venta de ocasión a lo largo de todo el día, según su versión, buscando, entre ellos Novocar. Ambos explicaron que el presupuesto que tenían era de 4.500 euros, pero allí el modelo que más bajo precio tenía era de 5.000, por lo que se marcharon.

La persona que puso a la Policía sobre la pista de estos ciudadanos magrebíes también fue a declarar a Comisaría hasta en tres ocasiones. Se trata del propietario de un desguace que habitualmente visitaba Novocar y que trabaja en otro establecimiento de vehículos de ocasión. Este testigo, conocido de Miguel López, estaba también allí en los momentos anteriores al crimen y manifestó a los agentes que «estos no han venido aquí a comprar coches» y que él los echó. Cuando los agentes se enteraron que este testigo había estado esa misma mañana con los dos magrebíes fue llamado a declarar de nuevo a Comisaría para que les aclarara por qué no dijo nada de eso las dos veces anteriores, a lo que respondió que no había reconocido a uno de ellos. Los agentes le preguntaron también por qué la mañana posterior al crimen fue al médico por problemas de ansiedad y pinchazos en el corazón. El testigo lo achacó a los nervios sufridos de esa noche, así como por el hecho de haber sido citado.