Dicen que las comparativas son odiosas, sobre todo si lo que se somete a escrutinio sale mal parado en todas las confrontaciones. Es lo que ocurre desde hace unos meses con el Euromed, un servicio ferroviario que nació en junio de 1997, en paralelo a la Alta Velocidad Española (AVE), y que ha terminado por ejemplificar todo lo negativo del Corredor Mediterráneo, donde los errores estratégicos de los sucesivos ministerios de Fomento y el injustificable retraso en las inversiones programadas y en la toma de decisiones clave han ido deteriorando el servicio hasta hacerlo irreconocible.

El Euromed arrancó en 1997 con trenes que inicialmente habían sido comprados para la Línea de Alta Velocidad (LAV) de Sevilla y que fueron rediseñados en su ancho para unir la segunda (Barcelona), tercera (Valencia) y cuarta (Alicante) provincias españolas en número de habitantes en un recorrido de 524 kilómetros. La compañía Renfe mantiene en su página web que la velocidad comercial para el trayecto es de 220 km/ hora, pero hasta la wikipedia sabe que la velocidad real media es de apenas 118,9 km/hora. Y eso con suerte de que no se produzcan incidencias porque hay tramos en los que los pasajeros aseguran que no supera los 70 kilómetros a la hora.

El gesto de los viajeros se tuerce cuando se les menciona el AVE a Madrid o cuando les viene a la memoria algunas paradas y retrasos históricos provocados por las obras de colocación del tercer carril, las intervenciones en Monroig del Camp o, simplemente, la saturación creciente de una línea que sigue manteniendo 40 kilómetros de su recorrido, entre Vandellós y Tarragona, en línea única y ancho ibérico en competencia con trenes de mercancías y las «rodalíes» de Cataluña. Un «cuello de botella» con obras que comenzaron hace 20 años y que no han concluido. ¿Prioridad? Empresarios de Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana y Catalunya han decidido hacer frente común al «abandono» del Gobierno y lo escenifican este lunes con un acto reivindicativo en Tarragona: la Cumbre por el Corredor Mediterráneo.

Mucha paciencia

Un mínimo de cinco horas y cuarto. Es lo que tarda el Euromed en cubrir la distancia entre Alicante y Barcelona. Porque si hablamos del Talgo, el trayecto se dispara a las seis horas. Un tiempo en el que los pasajeros duermen, leen y hasta trabajan, y que les obliga a cargarse de paciencia. Eso sí, cuando bajan al andén no dudan en alertar del impacto negativo para la imagen turística de la provincia y para su economía que supone esta falta de modernas infraestructuras.

«Es una vergüenza»·, dice rotundo Luis Serra cuando se le pregunta, recién llegado, por el viaje desde la Ciudad Condal: «Vengo a menudo a Alicante y a Elche porque me dedico a distribución y colecciones de calzado, a veces dos y tres veces al mes, y es un viaje demasiado largo. Debería haber un AVE como el de Madrid-Alicante y que tardara tres horas como máximo».

El Ministerio de Fomento quiere introducir un AVE regional entre Alicante y Valencia que cubriría este trayecto en una hora, reduciendo la duración del viaje a Barcelona. Aunque la vía está hecha, la falta de dinero frena el proyecto.

«Hay tramos en los que el tren va a 75 kilómetros por hora, y no lo entiendo habiendo doble vía», dice indignado Luis Palacios mientras espera en la estación de Alicante la salida del Euromed a Barcelona junto a su mujer tras pasar unas vacaciones en Benidorm. Ya jubilados, afirman que tardarán en volver a la provincia: «La combinación no es buena. Se trata de aligerar las cosas, no de tardar más en estos tiempos. Igual que nosotros habrá mucha gente».

Es tanto lo que tarda el tren que, cuando llegaron a Alicante, y pese a que les habían informado de que el billete les incluía el tranvía a Benidorm, optaron por coger un taxi por 55 euros. «El tranvía suponía otra hora y estábamos muy cansados. La verdad es que no sabía que el viaje desde Barcelona tardaba tanto, me sorprendió. Lo comenté en el hotel pero ellos se encogían de hombros. No entiendo que haya AVE en otros puntos de España y no exista entre Barcelona, Valencia, Benidorm y Alicante, que mueven a tanta gente». Estos pasajeros alertaron también de las deficientes conexiones hasta Andalucía por la costa mediterránea: «Tampoco hay combinación. Esto es cosa de los gobiernos, que no se ponen de acuerdo».

Otro pasajero muy crítico con que la Alta Velocidad no haya llegado aún al corredor mediterráneo es Carlos Gómez, empleado de una empresa fotovoltaica, de energías renovables, que en el último año ha tenido que venir entre 20 y 30 veces, afirma, a trabajar al aeropuerto de Alicante. Sobre todo está molesto con lo que tarda el Euromed en el tramo desde Valencia, que es el que suele coger él, casi dos horas sin paradas, lo mismo que tarda el AVE Madrid-Alicante. «El Talgo es peor, dos horas y veinte minutos».

Damnificado también por las malas combinaciones del corredor , Mohamed Gueye tuvo que esperar en la estación de Alicante más de dos horas para coger un tren a Murcia, procedente de Valencia, donde fue a hacer unas gestiones, al perder uno que salía unos pocos minutos después de la llegada del Euromed. Este temporero de la recogida de la naranja en Lorca de origen mauritano indicó que «para esta zona sería mucho mejor tener un AVE pero como no hay me tengo que conformar». Añadió que nunca ha montado en Alta Velocidad, «sólo lo he visto por la tele».

El miércoles 8 de febrero, un día cualquiera a una hora temprana: las 6.26 de la mañana, el primer Euromed de la jornada -el de Alicante tiene que salir a las 6.50- se dispone a partir de una estación de Joaquín Sorolla de Valencia más aireada, fría y constipadora que nunca, pero no lo hace. Primer aviso: el tren partirá a las 6.40 aunque finalmente a las 6.32 cierra puertas. Apenas unos minutos de retraso que al paso por l'Aldea es oficialmente de 35 minutos y de 15 minutos a la llegada, tras recuperar en el último tramo.

Eje Lorca-Cartagena

Pese a las deficiencias, el eje Lorca-Cartagena hasta Barcelona mueve cada año 2.400.000 viajeros de los que el 60% son usuarios del Euromed -900.000 entre Valencia y Barcelona- y el resto pasajeros del Talgo. A las 7.30 el tren entra en Castellón, donde se incorpora un buen número de viajeros. Poco después, todavía de noche, el convoy pasa por Marina d'Or. Casi todo sigue a oscuras y el esqueleto de los edificios se recorta sobre el mar que ilumina la luna.

Paradójicamente es en este tramo, entre Castellón y Vandellós, el único que no ha sufrido las interminables y a veces erráticas obras planteadas por Adif y Fomento, indecisos entre ancho ibérico, mixto o estándar (europeo), donde el Euromed se desenvuelve mejor y más rápido, hasta el punto de recuperar algo del tiempo perdido. A la luz del día, el Corredor se hace mediterráneo de verdad cuando las vías parecen sobrevolar las aguas del Mare Nostrum.

Lorena Sanchís ha subido en Castellón. Trabaja en el sector de la informática y cada semana pasa uno o dos días en Barcelona. «Lento y caro», es su diagnóstico. «Un viaje que se hace eterno» y que sigue en parte desde la cafetería, donde desayuna. «No solo es el viaje a Barcelona; mi empresa también trabaja en Alicante, a dónde prefiero ir en coche, aunque resulte caro y peligroso, y también en Granada, donde les atienden desde Madrid porque es más cómodo».

La joven cree firmemente que las deficientes comunicaciones del arco mediterráneo inciden negativamente en los negocios y ve en ello «intereses políticos» que han intentado entorpecer la creación «de un gran eje económico» de las regiones costeras.

Alejandro, ejecutivo del sector de bebidas y alimentación, cree también que las comunicaciones condicionan la relación comercial y añade que lo «positivo de verdad» es el AVE a Madrid.

También José Guillermo, informático, está convencido que haría «más negocio» con Barcelona «si no fuera por» las dificultades de la conexión. Ahora viaja «una o dos veces» al trimestre, pero «todo cambiará cuando podamos viajar en alta velocidad, la de verdad».

Por su parte, otro pasajero, Pedro Serrano, comercial de Laboratorio, indica que ha comenzado a viajar a Barcelona hace unas semanas por trabajo «y no hay color con el AVE a Madrid».