María del Carmen Martínez, la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala asesinada de dos disparos en la cabeza el 9 de diciembre pasado, legó la mayor parte de su fortuna al primogénito de la familia (Vicente) mientras que a sus otras tres hijas (Mar, Fuensanta y María Antonia) únicamente les dejó la parte a la que estaba obligada por ley. Así consta en el testamento que hizo la mujer, del que los cuatro hijos ya tienen conocimiento oficial y que se ha incorporado a la investigación, que sigue sin arrojar resultados más de un mes y medio después del crimen.

En un documento fechado en 2015, que modificó otro anterior, María del Carmen deja el tercio de la legítima a sus cuatro hijos, tal y como establece el Código Civil, legando además al primogénito los otros dos tercios de su patrimonio: el de mejora y el de libre disposición, de los que podía disponer a su antojo.

Reflejo de las relaciones

El reparto de la fortuna de la matriarca de los Sala es fiel reflejo de las relaciones que había en familia, donde las tres hijas prácticamente no se hablaban con la madre que, por su parte, apoyaba al primogénito en todo lo relativo a la gestión del entramado empresarial familiar, que de hecho ha venido gestionando incluso desde antes de la muerte de su padre. Nada que ver con el clima que reinaba hasta el fallecimiento de Vicente Sala en agosto de 2011, quien repartió el patrimonio equitativamente entre sus cuatro hijos (un 20% a cada uno) dejando el 2,5% a su cuñada y el 17,5 restante a su mujer, a quien también legó la acción de oro que le daba el poder de decisión. Un acción que en los meses previos a su muerte, cuando la tensión en el seno familiar ya había estallado, María del Carmen estaba intentado ceder a su hijo después de que el Registro Mercantil no aceptara el traspaso acordado en el consejo de administración al no haberse aprobado por unanimidad, dada la oposición de las tres hermanas.

Fuentes conocedoras del caso no descartan que los hijos de la fallecida tuvieran conocimiento del contenido del testamento antes de su asesinato. Una copia del mismo se encontraba en la sede de la empresa, situada junto a sus viviendas y a la que todos ellos tenían acceso e iban a diario.

Con todo, aún sumando el legado de su madre, Vicente se encuentra en minoría respecto a la unión de sus tres hermanas que ahora suman más del 64% (contabilizando el 20% que su padre les dejó a cada una más el 1,4% de la legítima de su madre) frente al 34% que posee el primogénito, lo que deja el control de las empresas en manos de las tres hermanas.

Aunque las relaciones entre María del Carmen y sus hijas estaban prácticamente rotas, las mismas fuentes precisaron que la mujer no llegó a plantearse desheredarlas, posibilidad que contempla el Código Civil pero con unos requisitos muy específicos a los que el Supremo ha añadido recientemente el maltrato psicológico.