Las zonas semipeatonales en Alicante, en las que tienen prioridad peatones y bicicletas frente al tráfico rodado, sin restringir éste totalmente, ganarán peso en la ciudad con cien nuevas calles en las que la velocidad quedará limitada a 30 kilómetros por hora. Serán las primeras cuya movilidad se modificará este año en el marco de un ambicioso proyecto de la Concejalía de Tráfico que abarcará un entramado de viario aún más amplio en once barrios. Además, el perímetro semipeatonal en torno al Ayuntamiento acaba de ampliarse incluyendo las calles San Telmo, Jorge Juan, Altamira y la propia plaza, donde se ha pintado la señal de 30 en el suelo y se va a realizar una campaña informativa. «La vía de acceso por la plaza del Mar es una de las que genera mayor tráfico. Es una entrada a un entorno histórico en la que el peatón debe tener preferencia. Y cada vez hay más turistas y cruceristas», afirma el edil Fernando Marcos.

Esta nueva fase de peatonalización afecta a la zona del Mercado Central de Alicante; al entorno de la plaza de Santa Teresa; a la zona de Doctor Gómez Ulla;Plaza del Sol; Plaza de América; barrio de Los Ángeles; zona del parque del General Varela en Florida Alta; plaza de la Viña en Florida Baja; plaza de Navarro Rodrigo en Benalúa; el área de la plaza de Enrique López Vidal en el barrio de San Gabriel; y a la zona comercial de la Playa de San Juan.

Las nuevas calles se sumarán a otro centenar donde la velocidad ya está restringida a 30 kilómetros por hora. La primera zona se implementó en 2014, en Sèneca. Los conductores tampoco pueden circular a más de esa velocidad en unas 70 calles del centro histórico y Casco Antiguo, y en parte del Bulevar del Pla. «La pretensión es el calmado del tráfico y que las calles sean más amables y tranquilas, que la vida ciudadana no se vea entorpecida por la circulación», añade el concejal de Movilidad.

En estas zonas 30 se imponen restricciones de velocidad al conductor, y tienen prioridad el peatón y la bici. «Por ejemplo, en la plaza del Ayuntamiento no hay pasos de cebra porque es zona 30 y el peatón puede cruzar por donde quiera. Las bicicletas tienen que ir por el centro de la calzada (por un carril pintado en rojo) y el vehículo ha de adaptarse también a la velocidad de los ciclistas». Esa prioridad del peatón no significa tampoco que pueda ir caminando por en medio de la calzada.

La Concejalía de Movilidad quiere implantar más zonas 30 y para ello realizará una campaña informativa. «Si ahora que se conocen poco funcionan bien, cuando se conozcan más, irán aún mejor. Pensamos que hay que ganar espacio en la ciudad al vehículo privado a favor del peatón y el ciclista fomentando los desplazamientos a pie y en bici, y es un modelo de calle en que pueden convivir razonablemente». Una vez que se realice esta campaña informativa, que se amplíen las zonas limitadas a 30 por hora y pase un tiempo prudencial, la Policía Local multará a los conductores que la incumplan, avisa Marcos.

La progresiva implantación de las zonas 30 se suma a la instalación de cámaras en el carril bus de la Rambla y en Federico Soto que se realizó a primeros de 2016 para disuadir al conductor de invadir esas zonas y dar prioridad de paso al transporte público. El objetivo final del Ayuntamiento es multiplicar por diez las zonas de la ciudad con velocidad limitada implantando progresivamente un sistema de movilidad más sostenible en el que convivirán los distintos modelos de transporte. «La idea es cambiar el modelo urbano. Alicante es una ciudad pequeña, con muchas avenidas y demasiados vehículos. Y en esa línea están los proyectos de peatonalización de Maisonnave y de la avenida de la Constitución».

Tanto el edil Marcos como el técnico superior de Tráfico Pedro Riquelme coincidieron en que se irá ampliando el entramado progresivamente a los barrios a lo largo del año, y que en algunos casos habrá que hacer obras y no sólo servirá colocar señales verticales o pintarlas en el suelo. «La urbanización actual se hizo para los vehículos y ahora se contempla la prioridad peatonal, la ordenación del espacio público configurando lo que los manuales llaman vías de estar». En algunas zonas esto llevará aparejado una reducción del estacionamiento en superficie, la limitación de la carga y descarga, la conexión con el transporte público, así como ampliación de aceras, sobre todo en los cruces, para que el conductor de un vehículo pueda tener mayor visibilidad del peatón cuando va a cruzar.

En las calles 30 se opta por materiales pétreos o cerámicos para esas zonas peatonales por coherencia con el entorno urbano histórico y porque el ruido generado por la rugosidad del adoquinado al paso de un vehículo advierte a los peatones e induce a los conductores a reducir la velocidad.