A 19 grados bajo cero y entre refugiados sirios e iraquíes en la República Checa. Así viven esta semana cuatro profesores del Instituto Leonardo Da Vinci de Alicante, fruto de un programa de movilidad Erasmus plus KA102 con un contenido trasversal por la atención docente a los más desfavorecidos.

Ellos son Juan Formigós, coordinador del proyecto y vicedirector del IES; Natalia Palmier, del departamento de FP Sanidad; María Jesús Sempere, profesora de FP de Administración; y Rosa Sánchez, del departamento de lenguas extranjeras.

En su programa de actividades han visitado un hospital para conocer el servicio de ambulancias allí; un centro de atención a niños del colectivo gitano; un centro multicultural, y un centro de refugiados de la ONU, el primero que abrió tras la caída del comunismo y en el que los acogidos no pueden estar más de 21 días, en los que "se les enseña la lengua y se les trata de integrar en una sociedad donde no es común la presencia de inmigrantes. Calman a los recién llegados procedentes de conflictos bélicos", explica Formigos, que sigue su relato...

Los refugiados

"Después de una hora de camino, con una temperatura de menos 19 grados centígrados mientras en Alicante están en alerta roja de 2 grados, hemos tenido que que esperar unos minutos por las estrictas medidas de seguridad que hay en el recinto.

Un grupo de trabajadores en una especie de aula realizan trabajos manuales e intercambian costumbres: juegos de Africa, de Irak y de China.

Enfrente, en otra aula de música que también hace función de biblioteca, los refugiados intercambian ideas, pensamientos y aprenden checo o se relajan leyendo en su idioma. La semana pasada hubo un intercambio de bailes culturales: danza del vientre y salsa.

Los pasillos están decorados con murales con motivos de diferentes países, realizados por los internos.

En una habitación típica conviven de dos a cuatro personas, preferiblemente de la misma nacionalidad, o al menos con una identidad cultural similar.

En el pasillo tienen espacios comunes para su aseo personal, lavar ropa o tomar un tentempié.

El gimnasio

Nos llama la atención un gimnasio que se utiliza casi en exclusiva por eslavos -ucranianos, bielorrusos- y del que otros residentes musulmanes o de oriente medio casi no hacen uso de él.

También visitamos la guardería, con niños entre los 0 y los 15 años. Apreciamos que se trata de una atención personalizada y que las actividades dependen de las necesidades de los niños.

Para todos es común el aprendizaje o mejora del idioma checo.

El árbol de la ropa

A la salida hay un gran pino con ropa de abrigo colgada.

Nos explica el trabajador social que muchos refugiados llegan con muy pocas prendas y que, de esta forma, pueden coger lo que necesiten. Una de las compañeras -Rosa Sánchez- dejó un gorro de lana para que lo utilice quien lo necesite.

Para despedirnos entregamos obsequios traídos de Alicante -turrones, un abanico promocional del centro, peladillas y una taza de España-".