Una ola de frío atraviesa la provincia y se expresa con radicalidad en función de la altura. Las zonas costeras recibieron ayer una manta de agua que en algunos puntos equivalía a la mitad de lo que suele llover en todo el año. Las cotas más altas, una nueva sesión de nieve que sepultó bajo capas de polvo blanco y hielo de hasta medio metro todo lo transitable.

El resultado fue un castigo a todos los márgenes políticos de la provincia pero que fue excepcionalmente duro en el Alto Vinalopó con los conductores y pasajeros que debían cruzar Villena para llegar a Albacete y Madrid.Cientos de personas padecieron varias horas de espera separados del frío apenas por el chasis del coche o del vagón debido a los cortes que la nevada había infligido en la A-31 y en la red de alta velocidad. Unos 4.000 viajeros estuvieron atrapados a lo largo del día en carreteras y trenes, pero un centenar de ellos seguían inmovilizados al cierre de esta edición en las carreteras, a la vez que160 pasajeros de un AVE acumulaban más de siete horas esperando a que Renfe les sacara de las vías.

También fue una jornada de municipios aislados y caos circulatorio en l'Alcoià y El Comtat al declararse intransitables unas 16 carreteras secundarias y la propia A-7 entre San Vicente y Alcoy. Y de colegios cerrados en casi todas las comarcas por la persistente amenaza de nevadas e inundaciones. Porque en el litoral, la masa de aire polar rozaba un mar que sigue templado, provocando un episodio de gota fría que bañó desde l'Alacantí a la Vega Baja.

En el sur de la provincia sus vecinos estuvieron todo el día atentos a la evolución del río Segura mientras algunas inundaciones dificultaban el tránsito en calles y carreteras. Elche y Alicante también marcaron récords de lluvias en el mes de enero y Benidorm se desmarcaba de la norma por la tarde con una extraña granizada.

Quizá el segundo dato más elocuente de la jornada sean los 65.381 alumnos de un centenar de centros educativos que se quedaron casa por los problemas de desplazamiento y el temor a mayores complicaciones durante el día que la Agencia Estatal de Meteorología había señalado como el más intenso del temporal.

Interior aislado

«Aislamiento» es la palabra que resume la jornada en l'Alcoià, El Comtat y La Foia. Con dieciséis carreteras comarcales cortadas, interrumpidas o limitadas a un solo carril, y con su espina dorsal, la A-7, intransitable entre San Vicente y Alcoy desde el amanecer hasta última hora de la tarde, hubo muchos municipios de estas comarcas a los que simplemente no se pudo ni entrar ni salir durante todo el día. Banyeres, donde no paró de nevar, acumuló 40 centímetros de nieve en todo su casco urbano, cantidad similar a la que recibieron Castalla e Ibi.

También estuvo incomunicada durante todo el día La Torre de les Maçanes, al norte de l'Alacantí. Sus vecinos apenas pudieron salir durante dos horas por una apertura fugaz de la CV-800 durante la tarde. La vía fue clausurada sin previsión de ser rehabilitada hasta esta mañana.

Muchas zonas de la provincia recogían lluvia pese a estar rodeados de nieve, como Guadalest, cuyos pluviómetros marcaron 77,2 litros por metro cuadrado, o Confrides, con 50 litros. Era quizá una transición del temporal desde las cotas altas hasta la costa, el punto donde se transformaban los copos en gotas: la previsión de la Aemet recomendaba a los vecinos de montaña que tuvieran cuidado con el hielo y a los de litoral que se guardaran de la lluvia.

Pesadilla en el Alto Vinalopó

«Llevamos seis horas tirados, sin luz y sin nada de comer en cafetería. No nos informan. Hay gente llorando. Y Renfe dice que estamos en situación de confort». Mario García contaba por Twitter cómo era la situación dentro del AVE de las 16 horas que partió ayer hacia Madrid y se paró poco después de pasar Villena para «ayudar» a un Alvia averiado. El rescate acabó 10 kilómetros después con el tren parado y cargado con el pasaje de dos convoyes. Sobre las 21 horas aparecía Renfe con la solución de remolcar de vuelta a Alicante o desviar hasta Valencia este y otros nueve trenes en un colapso ferroviario sin precedentes que tardó mucho en encontrar su solución. Unos 2.400 pasajeros en un total de diez trenes padecieron durante hasta diez horas la acción combinada de mal tiempo y mala organización.

A poca distancia de las vías, las restricciones y cortes de la A-31 entre Petrer, Sax y Villena dejaron un balance de 730 vehículos atrapados que fueron evacuados a lo largo de la jornada. Cientos de transportes fueron devueltos antes de los atascos a su punto de origen para evitar más caos en una autovía que fue impracticable durante casi todo el día. Además, la N-344, unión entre las autovías de Madrid y Valencia, estuvo colapsada hasta el cierre de esta edición.

Pendientes del Segura

Con el pronóstico de gota fría en una mano, una marca de 80 litros por metro cuadrado en la otra, el recuerdo de las riadas de diciembre fresco y el de la nieve de anteayer en la playa helando cualquier sensación de certidumbre respecto al tiempo, los vecinos de la Vega Baja vivieron la jornada pendientes del cauce del Segura y de las ramblas y hundimientos urbanos que se anegan en cada temporal. Récord de precipitaciones en el mes de enero pero ningún susto más allá de dos turistas sorprendidos en Torrevieja por una calle inundada que nadie se había molestado en señalizar.

En Elche también se registró una importante cantidad de agua que provocó inudaciones puntuales y el cierre de varios colegios. Un escenario parecido al que se vivió en la capital de la provincia.

Con el nivel de lluvia más alto registrado en un mes de enero en 77 años, la gota fría en Alicante se tradujo en retenciones en las vías de circunvalación y en acumulaciones de agua en varios viales que dificultaron el tránsito. El frente frío empezaba a remitir dejando molestias a los vecinos y privándoles de satisfacer un deseo oculto y enternecedor: ver nevar en El Postiguet.

Litoral arriba, las máximas rondaban los diez grados. El temporal decidió expresarse en forma de granizo en varios puntos: se pudo tocar en la Playa de San Juan y hubo que cobijarse del pedrisco durante dos horas por la tarde en Benidorm. La tormenta cubrió de blanco las playas de la ciudad y dificultó el tráfico sin causar mayores complicaciones para los equipos de seguridad.

La de ayer fue una jornada en la que la tormenta perfecta de frío, nieve y lluvia sometió a su voluntad a una provincia impotente, que, pese al esfuerzo de sus equipos de protección y emergencias, se tuvo que dejar avasallar por el frente polar. Y dando las gracias por no haber sufrido pérdidas de suministro eléctrico ni registrar víctimas en las carreteras y zonas de montaña.