Pocos alicantinos esperaban ver alguna vez en el Mediterráneo un fenómeno que es propio del Mar del Norte. Ayer, gracias a la acción conjunta de un frente húmedo procedente del mar y una masa de aire polar que atravesaba todo el continente, los vecinos de Dénia, Xàbia, Orihuela y Torrevieja pudieron documentar una estampa histórica: nieve en las playas de una de las zonas más cálidas y secas del país. Un hecho que no se registraba en la provincia desde hacía décadas.

Nieve a cota cero significa que por encima de 200 metros es un auténtico invierno. Ayer, tras una gélida madrugada que congeló todo el agua que descargaba el frente marítimo, prácticamente todo el interior de la Marina Alta y la confluencia de l'Alcoià y El Comtat amanecieron cubiertos de nieve. Pero como si las sierras hubiesen servido para distribuir las precipitaciones por sus laderas, casi todos los municipios costeros de la Marina Alta, pese a su baja altitud, amanecieron con nieve. Pero sólo en Xàbia y Dénia pudieron recoger copos en la misma playa.

Era una jornada que terminaría marcada en rojo por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ante el riesgo extremo en calles y carreteras, pero que amaneció lúdica en cuanto el sol propició que el frío diese tregua y que miles de alicantinos, entre ellos muchos niños, pudiesen disfrutar de un espectáculo desconocido. El temporal dejó sin clase a unos 27.000 niños de 24 municipios de la provincia.

Nieve en las Marinas

La información abstracta en forma de gráficos y cifras de la Aemet se convierte en una verdad completa cuando el helicóptero de Bomberos de la Diputación supera la cima del Puig Campana, que tras sus 1.100 metros deja ver lo que escondía a los tripulantes procedentes de Alicante su cara sur: Un manto blanco que cubre todas las sierras que alcanza la vista, desde Aitana hasta el Montgó y Bernia. Una resistencia a dejar pasar el temporal hacia la parte meriodional que podría ser superada estos días por este temporal que seguirá activo hasta el domingo.

El grupo de rescate sobrevuela las zonas más afectadas por la nevada. La noche ha sido tranquila y los bomberos se relajan con unas vistas insólitas. Al oeste, Confrides y Bolulla conforman un horizonte canoso. Enormes invernaderos en Bolulla que parecen charcos congelados rodeados de nieve. Tárbena, a más de 500 metros, cubierta como si hubiesen espolvoreado harina sobre un belén. Parcent, Alcalalí y Xaló, demasiado protegidas por su valle, tienen que señalar a lo lejos para participar del espectáculo.

La máquina desciende una ladera escarpada donde también son capaces de anidar los chalets y enfila una carretera autonómica. Parece increíble, pero se vislumbra nieve al nivel del mar.

Parcelas de naranjos y chalés salpicados. La AP-7 fluye bien pese al manto blanco de los arcenes. Al fondo, el castillo de Dénia y el puerto deportivo trazados con tonos pardos, azules y blancos.

El vehículo de rescate cruza la Playa del Raset donde los vecinos siguen haciendo fotos y constatando lo bizarro del día haciendo muñecos de nieve y arena. Las lonas de los barcos se hunden con el peso de la nieve acumulada. El piloto acelera, enfila los acantilados donde se estrellan las potentes olas empujadas por el viento del noreste y sigue la falda del Montgó hasta suspenderse en la cima. A 800 metros de altura, los pies de los dos senderistas que se tapan el sol para mirar al helicóptero desde la cima están cubiertos por los diez centímetros de nieve que predecía el parte de la Aemet para estas cotas. Son las 13.20 horas, las palas filtran la luz con la intermitencia de un halógeno roto y la claridad permite contemplar un paisaje salpicado de blanco en un 80%, más propio de una estación de esquí a finales de marzo que de la provincia más sedienta del país.

En el sur, donde el terreno es completamente llano y la vigilancia se hace desde tierra, se producen las mismas escenas. Aguanieve por la mañana temprano en el puerto de Torrevieja. Vecinos haciendo fotos y muñecos en las playas de Orihuela, fotos desde arena verdaderamente blanca en Guardamar del Segura y en Pilar de la Horadada. Había que dejar constancia para el futuro de que un día vieron nevar en las playas de Alicante.