n Laura Ramón es una de las alumnas beneficiadas en la provincia de Alicante este curso con una beca salario. En su caso, la Conselleria de Educación le ha concedido 4.500 euros que le vienen como agua de mayo. «Las cosas en casa están difíciles, por lo que este dinero supone toda una ayuda que nos va a venir muy bien».

Ramón estudia primero de Derecho y Criminología en la Universidad de Alicante. Sus padres están separados y ella vive con su madre y un hermano más pequeño en Callosa d´en Sarrià, localidad desde la que se traslada a diario hasta Alicante en autobús para dar clases en el campus de San Vicente.

«En casa sólo trabaja mi madre como limpiadora y este año las cosas se han complicado porque de tener dos contratos se ha quedado sólo con uno de dos horas de cotización». Los ahorros de la familia están permitiendo a esta joven afrontar sus estudios, aunque no descartaba ponerse a trabajar para poder ayudar en casa si no conseguía esta beca. Todo menos abandonar la carrera, ya que además su expediente es brillante. «Mi nota media es de 9,3 y en Selectividad saqué un 12,8. Hubiera sido una pena no tratar de estudiar la carrera que me gusta». Por eso confía en que estas ayudas se mantengan los próximos años. Su objetivo a largo plazo es opositar a la judicatura, «aunque para eso aún queda mucho tiempo. De momento quiero centrarme en acabar la carrera, ya que por delante aún tengo cinco años».

La joven aplaude la creación de estas becas. «Me parece muy bien que existan, porque siempre se dice que sólo los ricos pueden estudiar. Los pobres también pueden hacerlo, pero se les exigen unos méritos que a los ricos no». Todo el mundo, añade Laura Ramón, «debe tener las mismas oportunidades». La beca de la Conselleria de Educación podría no ser la única ayuda que reciba Laura, ya que está pendiente de que el Ministerio de Educación resuelva la concesión de ayudas para el pago de la matrícula. Con todo, sólo en transporte a la Universidad, esta joven debe desembolsar todos los meses cien euros.