La sociedad de principios de los años 60 no admitía ir más allá de los roles establecidos, tanto tradicionales como sexistas.

Los Reyes Magos Reyes Magoseran los que visitaban las casas el 5 de enero por la noche o el 6 de enero de madrugada. Santa Claus no estaba bien visto, era algo esnob propio de excéntricos o de extranjeros. Para un niño era habitual un coche y para una niña una muñeca.

Con suerte, en las casas se recibían libros, peluches o los Juegos Reunidos. Las fábricas de juguetes de la provincia trabajaban de manera artesanal para que la ilusión de los niños se hiciera realidad en esta noche mágica.