Vicente Sala Matínez, el primogénito del expresidente de la CAM Vicente Sala y de María del Carmen Martínez, asesinada hace 11 días en Alicante de dos disparos en la cabeza en el lavadero de un negocio familiar de automoción regentado por uno de sus yernos, se ha personado como acusación en la causa abierta por el crimen. En nombre del empresario y como perjudicado, su representante legal presentó ayer el escrito en el juzgado sin que haya trascendido si alguna de sus tres hermanas, juntas o por separado, han tomado idéntica determinación.
Mientras los investigadores continúan sus pesquisas para intentar esclarecer en qué circunstancias se cometió el asesinato (que sospechan que se encargó a un profesional) y dar con el autor, o autores, tanto materiales como intelectuales de esta muerte, las tensas relaciones que se vivían en el seno de esta familia son ya un secreto a voces en una sociedad conmocionada por un crimen de estas características que aún es un misterio por resolver.
Familia y empresa
Frente a las voces que apuntan a que fue el cese en el reparto de beneficios (entre 300.000 y 400.000 euros al año por socio) lo que provocó que estallara el polvorín en el que tras la muerte del expresidente de la CAM, en agosto de 2011, se había convertido la familia Sala Martínez, hay quienes asegura que el primogénito «siempre propuso a la junta general de las mercantiles de sector del plástico un reparto de dividendos inspirado y guiado por criterios estrictamente empresariales para conseguir una estabilidad de la gestión del grupo en el sector». Y agregan que los beneficios que se acordó distribuir, de los que no se ha concretado la cifra, «permitía a todos los socios por igual disponer de ingresos suficientes para garantizar el mantenimiento del nivel de vida y la educación de sus hijos». Algo esto último (los estudios de los chicos en el extranjeros) que, según otras versiones, se habría puesto en peligro por la reducción en los ingresos que las tres hermanas venían percibiendo.
Las mismas fuentes, que desvinculan al nieto mayor de Sala de cualquier decisión relacionada con el emporio que montó su abuelo, hacen hincapié en el papel que en el desarrollo y rentabilidad del holding ha tenido el único hijo varón del empresario de Novelda y de la víctima en contraposición al desempeñado por sus tres hermanas, cuya relaciones con la madre eran en los últimos meses prácticamente inexistentes. Sala dejó idéntica participación en los negocios a todos ellos: un 20% a cada uno de sus cuatro hijos, un 17,5 y a la acción de oro (capacidad decisoria) a su mujer y el 2,5 restante a su cuñada.
Aseguran que Vicente Sala Martínez «ha venido dirigiendo el grupo desde hace veinte años habiendo conseguido y liderado la expansión internacional de la compañía», sin pasar por alto el tiempo que en este periodo le ha dedicado al negocio familiar. «Ha habido años en los que se ha pasado viajando 200 días», afirman, dado los compromisos al margen de las empresas que fue adquiriendo su padre y lo poco que le gustaba volar. Y contraponen este hecho a la dedicación al holding de las hermanas, todas ellas licenciadas en Farmacia, «que iban un rato por la mañana a realizar tareas administrativas», precisan. Las tres tenían un contrato laboral por el que percibían unos 3.000 euros mensuales, al margen de los dividendos.
Acerca del reparto de estos beneficios, insisten las fuentes antes citadas en que las decisiones que se tomaban afectaban por igual a todos los socios, incluidos el primogénito y su madre, y que «jamás se planteó una distribución que provocara un trato desigual».
La voluntad del fundador
Hasta que en la junta general del pasado 19 de septiembre se cambió el modelo del órgano de administración del grupo empresarial y se nombro al primogénito administrador único, era un consejo de administración con cinco socios (la viuda de Sala y sus cuatro hijos, cada uno con un voto), el modelo vigente. Y precisan que ese nombramiento se produjo con el apoyo de su madre porque era él quien llevaba todo el peso de la gestión «y para dar cumplimiento a la voluntad del fundador de la empresa expresada claramente en su testamento», apostillan.
