El temporal que ha barrido la provincia entre el viernes y ayer lunes ha supuesto un punto de inflexión espectacular para el ciclo seco que arrastraba la provincia desde el otoño de 2014, y salvo los daños puntuales en hortalizas y uva de mesa, el caudal recogido, sobre todo en la Vega Baja del Segura y la Marina Alta, equivale al trasvase Tajo-Segura de un año, según los cálculos iniciales del Instituto Interuniversitario de la Universidad de Alicante. El caudal aproximado de un trasvase del Tajo está en los 350 hectómetros cúbicos/año, que son los que se consiguen ahora, tanto en los embalses como en los acuíferos, que esta vez van a recargar tras tres años secos. Por lo tanto, la provincia, al margen del caudal desalado, tiene asegurada el suministro urbano y agrícola para un año, porque también ha llovido bien en la Marina Baixa, otra de las zonas críticas por la falta de agua en los últimos años.

Una gota fría tardía, en plena mitad de diciembre, que está íntimamente relacionada con los modelos de cambio climático, que anuncian episodios de sequía y lluvias más persistentes y sobre todo en la franja costera. Algo a lo que se une el lógico reajuste atmosférico tras casi tres años de sequía. Las lluvias han dejado registros históricos como los más de 400 litros por metro cuadrado que cayeron sobre el embalse de Beniarrés, que ayer tuvo incluso que abrir las compuertas por seguridad y verter agua fuera de la infraestructura.

Las precipitaciones han sido buenas en general porque, salvo la tragedia de Finestrat, con un fallecido debido a la imprudencia, han supuesto un alivio para la agricultura y para el propio ecosistema de una provincia, reseca desde hace casi tres años. Según un balance a pie de campo de Asaja y la Unió, las comarcas más beneficiadas han sido l´Alcoià, El Comptat, la Vega Baja y el Vinalopó. La gran perjudicada es la uva de mesa, en su última fase de recolección, cítricos, brócoli y alcachofa, pero la lluvia es buena para viña. Las organizaciones agrarias valoraron también positivamente el efecto del temporal sobre la recarga de acuíferos y reclamó, no obstante, más embalses para poder contener el agua que se va directamente al mar.

El episodio ratifica, por otro lado, las teorías que alertan de los efectos que tendrá sobre la provincia el cambio climático. Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, advierte de que los estudios sobre el clima revelan que la tendencia revela que a partir de mitad de siglo (2050), las lluvias se concentrarán en la costa y no en el interior de la provincia.

Además, el cambio climático amenaza con acentuar las sequías y la intensidad de la gota fría como la de los últimos días en el Mediterráneo, de ahí haya que estudiar a fondo el tema y buscar medidas de prevención. Jorge Olcina estima que a partir a partir de 2020 está previsto, según la teoría relacional de los ciclos solares, que el sol entre en una fase de menor actividad. Esto quiere decir que llegará menos radiación solar a la Tierra, con lo que las temperaturas no serían tan altas, como ya ocurrió en la década de los años 70 del siglo XX.

El clima avanza hacia un calentamiento que será mayor si no se ponen de acuerdo los gobiernos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. «Una realidad que desde los años 80 del pasado siglo se corrobora año a año. Y una atmósfera más cálida es, siempre, una atmósfera más movida y, por supuesto, diferente a la que hemos podido disfrutar en los últimos cien años», apunta Jorge Olcina. En estos momentos, sin embargo, no se sabe bien cómo pueden evolucionar otros elementos del clima tan importantes para la provincia y el Mediterráneo en general como la nubosidad, el viento y, sobre todo, las lluvias. En el Mediterráneo vamos hacia un calentamiento que resulta, de momento, más claro en el interior, donde están los embalses, que en la costa y hacia un descenso de precipitaciones también más notable por ahora en la montaña.

Los modelos indican una tendencia a aumentar los extremos atmosféricos. Es decir, una mayor frecuencia de episodios de lluvias intensas (poco aprovechables), con jornadas de calor estivales, y una mayor duración de las mismas.