Las razones que en su día se esgrimieron para justificar el encargo a las mutuas sanitarias sirven ahora pero en sentido contrario para argumentar la rescisión. El departamento que dirige Bravo sostiene que el acuerdo no sirvió, tal como se dijo, para luchar contra el absentismo laboral. El PP de Fabra, en plena cruzada por la austeridad, incluyó esta medida en un ambicioso plan contra el absentismo que buscaba acabar con un mal endémico en la Administración. El objetivo del plan de Fabra era reducir el índice de ausencias por Incapacidad Temporal (IT) (bajas médicas) en medio punto por año, pero incluía otras medidas más allá del traspaso de la gestión de los accidentes laborales a las mutuas. Así, se elaboraron protocolos para hacer «seguimiento preciso del absentismo de repetición y de baja duración y un seguimiento de aquellos profesionales médicos que emiten un mayor número de bajas por IT». También se propuso el control de las entradas y salidas del personal público mediante la instalación de sistemas de huella digital. Con todo, los sindicatos admiten que la única medida que realmente ha sido efectiva para reducir el absentismo no fue el concurso de las mutuas, sino los recortes del Estado en las prestaciones por las bajas laborales, una cuestión que sigue vigente.