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La falta de mejoras en los trenes de cercanías agrava la pérdida de viajeros

El uso de las líneas desde Alicante a Murcia y San Vicente baja por tercer año consecutivo

Imagen del cercanías Alicante - Murcia Tony Sevilla

La falta de mejoras significativas está abocando a un progresivo descenso en el uso de los trenes de cercanías en la provincia, a tenor de lo que muestran las últimas cifras publicadas por Renfe y de la ausencia absoluta de cambios importantes en la infraestructura y en los servicios en los últimos años. En 2015, según en Informe de Gestión de la operadora ferroviaria de ese año y que se ha dado a conocer hace pocos días, el núcleo de cercanías de Alicante-Murcia registró 3.728.500 viajeros, 130.000 menos que el año anterior. Ese descenso es el tercero que se produce de manera consecutiva; desde 2012, la pérdida acumulada de pasajeros supera el millón.

El citado núcleo de cercanías de Alicante-Murcia comprende la línea que une ambas capitales, más la que une Murcia con Lorca y Águilas y la que comunica Alicante con San Vicente del Raspeig. La primera es con diferencia la más importante de ellas, hasta el punto de que, según fuentes de Renfe, concentra en torno al 75% de viajeros de todo el núcleo. En el extremo opuesto, la línea a San Vicente apenas es utilizada por unos 600 pasajeros al día. El autobús, y más recientemente el tranvía, son una fuerte competencia al tren, junto con la escasa longitud de la línea. Su prolongación a Villena, que debía haberse llevado a cabo tras la llegada del AVE a Alicante, se ha esfumado de la agenda de proyectos y se desconoce por ahora cuándo se retomará la idea.

Esa prolongación hasta Villena podría haber supuesto un espaldarazo para los cercanías, al igual que cualquier mejora en la infraestructura o los servicios en la línea Alicante-Murcia. La frecuencia de trenes y la duración de los trayectos se mantiene sin variaciones en los últimos años, lo cual no implica nada negativo en sí, aunque tampoco genera ningún atractivo nuevo. Lo mismo puede decirse de los trenes, los automotores diésel de la serie 592 de Renfe, que datan de 1982 y que son todo un clásico de esta línea. Pese a sus ya 34 años en servicio, sus condiciones son óptimas, y de hecho circulan por otras líneas no electrificadas de toda España y de la propia provincia de Alicante; sin embargo, por su aspecto exterior pueden dar una imagen de obsolescencia que tampoco resulta de ayuda para atraer viajeros.

El descenso de usuarios, con todo, es menor que en años anteriores, una cuestión en la que hacen hincapié desde Renfe. Además, en casi todos los restantes núcleos de cercanías también perdieron viajeros en 2015, y de forma más acusada -fue el caso, entre otros, de Valencia-, por lo que achacan en parte la bajada al efecto de las incidencias cotidianas que se pudieran producir. La compañía, no obstante, considera más decisivos otros factores como que haya menos movilidad por motivos de trabajo o estudio, las razones de uso de los trenes de cercanías para el 90% de los pasajeros. La empresa confía además en que la futura línea de alta velocidad a Murcia abra la posibilidad de mejorar notablemente las cercanías en trenes y tiempos de viaje.

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