El Papa Francisco, y también Benedicto XVI, insisten en que hemos entrado en una época de cambios. ¿Qué significa esto? Nuestro modo de vivir está marcado por el debilitamiento de los vínculos interpersonales, el desmoronamiento de las comunidades, la sustitución de la solidaridad por la competencia sin límites. La lectura del Evangelio comporta un acto de confianza, un conocimiento de Dios, y del significado de la vida y de la hitoria. El testimonio de la Iglesia, al suscitar confianza, hace posible que el acceso al Evangelio llegue a todos, dando confianza, como lo acredita el servicio cristiano. Así lo prueba el incremento ode 25.000 voluntarios de Cáritas. El Año de la Misericordia, que estamos celebrando, supone que el abrazo incondicional del Amor de Dios permite recuperar a los hombres cristianos. De esto tenemos experiencia en los hombres cristianos. Los momentos actuales están llenos de gratitud por las vivencias inconfundibles de caridad, que transmiten una confianza sin límites de la caridad. En resumen, es necesario recuperar la confianza para la actividad económica y política y, en general, para toda la vida.