La junta directiva de la Asociación de Familiares y Enfermos Mentales de Alicante ha comunicado a Trabajo su intención de acogerse a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) debido a la abultada deuda que mantiene con la entidad la Conselleria de Igualdad. A partir de este momento, y según señaló ayer Alfonso Rodríguez, presidente de la entidad, se abre un periodo de negociación de 15 días con los trabajadores para tratar de pactar el número de empleados «que se marcharán de manera temporal al paro, hasta que se resuelva la situación de la asociación».

El objetivo principal de esta medida, añade Rodríguez, «es que la entidad no se vea obligada a cerrar y a dejar colgadas a numerosas personas con enfermedad mental que no están recibiendo asistencia social por parte de la administración». Además, Rodríguez afirma que se han visto abocados a esta situación, «después de que los trabajadores presentaran el pasado mes de octubre un concurso de acreedores, lo que ha hecho que ya no podamos contar con el respaldo del Instituto Valenciano de Finanzas y de la banca solidaria».

Por su parte, los trabajadores mostraron ayer sus reticencias de cara a una negociación, «mientras la junta directiva no presente un plan de viabilidad de la asociación», explica Xavi Buigues, uno de los trabajadores. De no llegar a un acuerdo, el ERTE ya no sería negociado, sino forzoso.

La plantilla actual de la entidad está formada por 40 empleados y la intención de Afema, asegura Buigues «es que se quede el personal mínimo para poder atender los servicios que se prestan».

Actualmente, la administración adeuda el dinero correspondiente a los meses de septiembre y octubre -a los que muy pronto se sumará noviembre- por la gestión que la entidad hace del Centro de Rehabilitación e Inserción Social (CRIS), que supone unos 62.000 euros mensuales de gasto.

Los trabajadores de la entidad denuncian que la situación se está volviendo insostenible en el centro. «Hay instalaciones rotas, cisternas de los urinarios estropeadas, averías en instalaciones eléctricas sin reparar».

También critican la escasez de productos de limpieza e higiene básicos, «como productos desinfectantes o servilletas para los talleres de cocina y comedor». Aseguran que «sólo quedan 18 rollos de papel higiénico para un centro que atiende a 90 personas». Además señalan que falta de material básico para la realización de talleres y que se han cancelado las intervenciones a domicilio por no poder hacer frente al kilometraje.