«Tienes que tirar el Puente Rojo». Con esta petición empezó ayer un improvisado diálogo entre alumnos del colegio Franciscanas -ubicado frente a uno de los solares acondicionados como aparcamiento público- y el alcalde, Gabriel Echávarri. La conversación, que se prolongó varios minutos, tuvo lugar instantes antes de que se procediera a inaugurar los dos aparcamientos provisionales en el barrio de San Blas.

Echávarri, rodeado de varias decenas de jóvenes alumnos, explicó el proyecto que tiene el Ayuntamiento para el Puente Rojo. «Tirarlo vale mucho dinero». ¿Cuánto?, le preguntó uno de los alumnos, ataviado -como el resto- con el uniforme del colegio. «Unos treinta millones de euros», añadió el regidor socialista, quien continuó la conversación explicando que el Puente Rojo, según el proyecto del Ayuntamiento de Alicante, pasará a ser un mirador, mientras que el tráfico de vehículos se desviará por la parte inferior. Las explicaciones, según las caras, fue convenciendo a los alumnos, que se sorprendieron del elevado coste de acabar con la infraestructura. Echávarri les explicó que también se acondicionará un parque central en los próximos años.

En su turno, los jóvenes preguntaron al alcalde, entre otras curiosidades, por la procedencia de su apellido. ¿Es vasco?, le cuestionó un joven. «No, es navarro, pero yo soy de San Blas», continuó. ¿Y vives aquí en el barrio?, le repreguntó otro. «Aquí vive mi madre», apuntó el alcalde, quien pasó por alto que reside en Mutxamel.