Desde que el año 2012 se cumpliera el mandato como defensor universitario de Miguel Louis Cereceda, el rector Manuel Palomar ha convocado hasta cinco veces a los claustrales, que no respaldaron a Roque Moreno ni en 2012 ni en 2013, dos meses después; tampoco a Manuel Santana en los últimos compases de 2013; ni a Antonio Muñoz en 2014. La catedrática de Química, Cecilia Gómez, lo consiguió ayer después de haber sido vicerrectora 8 años, con Raneda primero y con Palomar después. Su malestar al no resultar renovada en este último mandato del rector es conocido en el campus. A Palomar no le interesa dejar ningún cabo revuelto tras el consenso logrado en su última reelección, y el empeño de ambos por implicar a los decanos y responsables de centros ha llevado a los claustrales a votar, por fin.
Le supongo satisfecha al superar tan ampliamente un listón de votos que se estaba atragantando para cambiar de defensor.
Es obvio, estoy muy agradecida al respaldo recibido.
¿Cómo lo ha logrado?
He tratado de hablar casi con la totalidad de los claustrales porque hacen falta una mayoría de votos favorables entre todos ellos, no sólo de los asistentes al Claustro.
¿Por qué exponerse?
Antes no me lo planteé porque era vicerrectora, pero al término de mi mandato, después de cuatro ocasiones en que no había salido nuevo defensor, me planteo que podría hacer ese papel.
¿Le quedaban ganas después de verse apeada por Palomar del vicerrectorado?
Ya llevaba ocho años y hay una norma no escrita de que un rector no esté más de 8 años, pues lo mismo entiendo con los vicerrectores. Lo tenía asumido y entiendo que es bueno renovar.
No deja de ser otro cargo.
Sí, pero diferente. Se trata de solventar problemas y mediar entre alumnos y profesores y personal de servicios. Recibes quejas, es una visión muy diferente donde aplicar normativas que hemos hecho y funcionan bien.
¿Ese perfil no responde más a alguien de Derecho, o al menos de Letras?
Las decisiones no son ejecutivas, se trata más bien de implicar a las partes, de promover un espíritu de colaboración y de hacer recomendaciones que repercutan en la calidad de la Universidad.
De eso sí sabe, los últimos 4 años ha sido responsable de Estudios y Calidad.
Me gusta la gestión y conozco bien la UA. Estoy aquí desde que estudié la licenciatura y en el 87 como docente e investigadora. Conozco la casa y a sus gentes y tengo frescas las normativas y estructuras tras haber sido vicerrectora hasta hace seis meses.
¿Y si no lo hubiera logrado?
Hay que tirar hacia adelante, era un riesgo peo creo que puedo hacer un buen papel.
¿Dónde ha puesto el acento para que no le pasara como a los anteriores?
Creo que no salieron no porque no se les quisiera para el cargo, sino por dejadez. Roque Moreno y los demás se quedaron a muy pocos votos de lograrlo, y también ha influido la conciencia de todo el mundo por remar en el mismo sentido. Miguel Louis llevaba demasiado prorrogando su mandato y era una responsabilidad de los claustrales.
¿O quizá sea una figura que no importa?
Depende de los colectivos, a los estudiantes les importa bastante.
¿Qué aportará usted al cargo?
Trabajo, sentido común y sensibilidad hacia las personas. Trato de ponerme en la situación tanto del profesor como del estudiante, lo que al tener sobrinos e hijos universitarios me da una visión más cercana a sus problemas. Nadie tiene la verdad absoluta de su parte y quiero crear un clima de colaboración y contribuir a la calidad, para que mis recomendaciones sirvan a la comunidad universitaria para avanzar.
¿Hay algo que le inquiete especialmente?
Más que inquietarme, me preocupan problemas serios como el acoso, pero tiene sus protocolos y en la UA están previstos. Si surge espero que se pueda solucionar, no me gusta escurrir el bulto y nunca lo he hecho.
¿Puede ser que la Universidad tape alguna situación por preservar su imagen?
Creo que ni este equipo rectoral ni los equipos decanales lo han hecho. El comportamiento es el de tratar de solucionar los temas, aunque algunos no se deben airear, pero eso no significa tapar.
¿Dónde sitúa la línea roja?
A nadie le gusta que se aireen problemas de índole personal o surgidos de forma no buscada. No es que se oculten, pero hay que solucionarlos.
¿Su mensaje en la semana contra la violencia de género?
Las mujeres hemos avanzado muchísimo, pero las leyes de igualdad tienen que estar ahí hasta que no haga falta hacer nada que favorezca porque sea nornal. Falta mucho para eso y me da miedo que se retroceda. Hay que formar mucho a la gente joven introduciendo temas y talleres de igualdad. No se puede bajar la guardia, y menos visto lo sucedido en las elecciones de EE UU. Me preocupa Trump, creo que a todas las mujeres, por lo que decía.
