El último informe sobre el acoso escolar en los centros educativos de la Comunidad encargado por el Síndic de Greuges para, a partir de los resultados, elaborar sus propias recomendaciones a las consellerias implicadas, revela que el 25% de los casos de acoso escolar, uno de cada cuatro, se lleva a cabo a través de las nuevas tecnologías.

Es lo que le ha sucedido a la menor acosada en un colegio concertado de Alicante, a la que sus padres cambiaron de centro pero que ha seguido víctima del acoso de otros tres compañeros a través de las redes sociales y el móvil.

«Diversos estudios muestran que entre un 33% y un 55% de los escolares han tenido ya contacto con el fenómeno cyberbullying ya sea como agresores, como víctimas, o como espectadores, en algún momento de su periodo educativo; y entre un 20% y un 27% dice haber sufrido alguna conducta de acoso a través de las nuevas tecnologías en algún momento», como concreta el informe que se ha hecho llegar al Síndic coordinado por Auxi Javaloyes.

Respecto a la prevalencia por sexo sobre este tipo de acoso, las conclusiones no hacen distinciones, pero en cuanto a la franja de edad queda claro que se concentra mayoritariamente entre los alumnos de los dos primeros cursos de Secundaria, de entre los 12 a los 14 años de edad.

La victimización por cyberbullying desciende a partir de esa edad, en el segundo ciclo de Secundaria, pero empieza a crecer en niveles inferiores, ya de Primaria.

Problema social

Problema socialEl propio secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, alertó hace unos días en Alicante sobre la necesidad de implicar al conjunto de la sociedad contra esta lacra, porque móviles y ordenadores se utilizan incluso más fuera de las aulas. Eso provoca que el acoso se prolongue a través de las redes sociales, e-mail, y las diversas modalidades de chat, con humillaciones e intimidaciones repetidas en el tiempo.

Que más del 90% de los escolares dispongan de alguno de estos medios explica que en los últimos diez años el porcentaje de afectados se haya multiplicado por cuatro, desde el 6,5% al 24,6% actual.

También ponen el acento los expertos, y así se lo han hecho saber al Síndic de Greuges, en la exclusión que sufren las víctimas «tanto por ignorarlas como por la exclusión activa de los agresores», lo que produce un tipo de violencia emocional importante, por sus efectos negativos sobre el que padece el acoso. Habitualmente es la víctima la que sale del centro educativo, pero vuelve a quedar señalada en el que llega por la obligación de informar sobre las razones del traslado.

El caso se acaba conociendo y el acosado se convierte en nueva víctima fácil, de ahí que todos los programas de éxito contra el acoso en centros extiendan la formación y la mediación a la totalidad de la comunidad educativa.