El aumento de los atropellos a peatones o vehículos de dos ruedas en zonas urbanas ha hecho que la siniestralidad en este tipo de vías alcance el nivel más alto de los últimos 15 años, según las cifras de la Dirección General de Tráfico (DGT). A lo largo de 2015 se produjeron 1.481 accidentes con víctimas en las calles de los núcleos urbanos de la provincia de Alicante, siniestros que dejaron los alarmantes datos de 26 personas fallecidas y 189 heridas de gravedad. Además, otras 1.660 sufrieron lesiones que, aunque no precisaron hospitalización, sí pudieron ser considerables en muchos casos.
La siniestralidad en vías urbanas es bastante menor que en las carreteras, pero resulta preocupante observar la tendencia creciente de los últimos años. Tanto la cifra más reciente de fallecidos como la de heridos graves es la mayor desde 2000, y la de lesionados de menor consideración es la más alta desde 2011, pero sólo el dato de ese año supera al de 2015, al menos desde 1993. Lo mismo ocurre en el caso del número de accidentes. Por ello, puede decirse que el año pasado fue el segundo con más percances de tráfico en las calles de las localidades alicantinas en más de dos décadas.
La estadística a nivel nacional señala claramente a los peatones como el colectivo más vulnerable en los siniestros de tráfico en vía urbana: sólo el año pasado perdieron la vida 247 en toda España, y 1.763 resultaron heridos graves. También es muy significativo el incremento de los atropellos -tanto a peatones como a vehículos de dos ruedas-, así como su lesividad. En 2015 hubo 12.361 arrollamientos en vía urbana en el conjunto de España, frente a los 10.952 siniestros de este tipo del año anterior. La cifra de fallecidos superó el ejercicio pasado los 200, mientras que los heridos graves fueron más de 1.600.
Más movilidad en áreas urbanas
Expertos en seguridad vial de distinto ámbito coinciden en señalar el incremento de la movilidad urbana, y muy especialmente la que se realiza a pie o en bicicleta, como un factor destacado en el incremento de la siniestralidad. Ahora bien, hacen hincapié en que eso conlleva un crecimiento de la población expuesta a riesgos en este aspecto, y la necesidad de incidir en políticas de prevención y concienciación. El director del Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia (Intras), Francisco Alonso, alude a esas cuestiones, junto al envejecimiento demográfico y a que haya más peatones de edad avanzada.
Alonso incide en la vulnerabilidad añadida de peatones, personas mayores, ciclistas y motociclistas, puesto que «su probabilidad de tener un accidente es mayor y también son mayores las consecuencias que sufren», debido a que prácticamente «su carrocería es su cuerpo». Por ello, considera «fundamental» que «se intensifiquen las intervenciones de seguridad vial en el ámbito urbano», algo que «no se está haciendo en la medida que sería deseable», en ocasiones por la limitación de recursos que padecen los municipios, sobre todo los más pequeños.
Para el director del Intras, una de las medidas preventivas es la mejora de infraestructuras, con actuaciones como carriles bici o la mejora del firme de las calles, así como la iluminación de pasos de peatones y hacer que la regulación semafórica evite largas esperas para poder cruzar. Además, insiste en la necesidad de «concienciar mediante las oportunas campañas a la ciudadanía acerca de los comportamientos de poco respeto que se dan para con los usuarios vulnerables», promoviendo una mayor «alerta» por parte de todos.
La presidenta de Stop Accidentes y delegada en la Comunidad Valenciana, Ana Novella, también incide en la «responsabilidad» del conjunto de conductores, ciclistas, peatones y corredores, puesto que la seguridad vial «es algo en lo que va la vida». No obstante, incide en que a la vez hacen falta «más recursos y concienciación».
