Tiene luz gracias a Cruz Roja, lo que no evita que Javier Blanco se muestre desesperanzado ya que no encuentra trabajo y apenas le da para comer.
Javier Blanco solo puede comer carne o pescado dos o tres veces al mes. No le da para más con los 426 euros al mes del subsidio de ayuda familiar. «Con este dinero tengo que pagar la hipoteca, comer y hacer maravillas» señala, al tiempo que da gracias a Cruz Roja que se encarga de pagarle la luz y el aguaCruz Roja pagarle la luz y el agua y en ocasiones algo de comida, «si no, ya estaría sin luz porque ante todo hay que comer y no perder la casa». Y comer, lo justo, ya que se apaña con lo poco que puede comprar y con los alimentos que recibe «pero tampoco puedes estar siempre comiendo solo macarrones con tomate».
Después de cuatro años sin trabajo se muestra muy desesperanzado y no cree que vaya a encontrar nada. «Mi último trabajo fue de camarero y antes trabajaba en la construcción. Yo sé hacer de todo, pero no hay trabajo. Está todo muy parado y va a peor conforme vas cumpliendo años». Javier es uno de los perceptores de las alrededor de 1.500 ayudas que Cruz Roja proporciona en Alicante al año para el pago de la luz, el agua o el gas y que contribuyen a que familias como la de Javier no se vean obligados a vivir sin electricidad o a recurrir a un enganche ilegal. «Yo recibo la ayuda de Cruz Roja desde junio. Antes la situación era aún peor», señala desde su casa en la calle Maestro Alonso, aunque asegura que sigue «malviviendo» y con pocas expectativas de futuro pese a ser todavía joven». Al preguntarle si recibe alguna ayuda de su familia niega tajante. «Tengo a mi madre y una hija. Mi madre no me puede ayudar porque es muy mayor, vive en Salamanca y no tiene medios, y mi hija tampoco puede ayudarme»
