Las obras que la Conselleria de Educación ha puesto en marcha esta semana en el colegio de Educación Especial Santo Ángel de la Guarda, para arreglar el comedor, obligan a los 67 escolares matriculados y con discapacidades severas a comer en sus propias aulas.

La comida se traslada a diario desde las cocinas a las clases en carritos, y los padres están preocupados por la higiene de todo el proceso, amén de que los niños no se mueven del sitio en varias horas.

«Pasan de coger el cuaderno a coger la cuchara, pero además son niños con muchos problemas. Sin ir más lejos mi hijo no tiene el control de esfínteres y los aseos los tienen ahí mismo, conectados con el aula. No me parece muy higiénico». Es la reflexión de Víctor Marco, uno de los padres afectados, que ya ha puesto el grito en el cielo porque el consejo escolar se «negó rotundamente a que se hicieran las obras estando los niños dentro».

Los padre querían que el definitivo arreglo del comedor se pospusiera a las vacaciones de Navidad e incluso al próximo verano, toda vez que llevan 40 años esperando mejoras en el centro y el pasado curso ya se abordó de urgencia un primer acondicionamiento de las cocinas porque el material estaba plagado de óxido e incluso aparecieron cucarachas.

«Se corrigió lo más gordo. No entendemos a qué vienen ahora tantas prisas porque no había una extrema gravedad ahora», abunda este padre. Especialista de tareas de mantenimiento, Víctor Marco añade que la maquinaria que inicialmente se renovó en la primera parte del arreglo de la cocina «era de segunda mano y no hubo empresa que pudiera instalarla. Estuvo parada y los alumnos tuvieron que comer de catering durante un tiempo. Ahora ya se había subsanado con un equipo nuevo de cocina, pero sigue faltando el certificado de garantía y, al querer ampliar el comedor como se prometió, obligan a los niños a permanecer en sus aulas a la hora de comer».

Desde la AMPA del centro aseguran que la inspección educativa se comprometió a informar sobre la decisión última de las obras, por lo que se el que hayan comenzado ha provocado un enfado mayúsculo.

Desde la Conselleria de Educación se limitan a señalar que el plazo que tienen estas obras es de «un mes y medio», por lo que no era posible acabarlas durante las vacaciones de Navidad, y desde el Ayuntamiento apuntan a la necesidad de acabarlas antes de que se cumpla este año porque se presupuestaron para este año 2016.

Los padres reconocen que los encargados del comedor y de las cocinas singuen las medidas de higiene establecidas, y operan con sus guantes y gorros correspondientes, «pero a continuación, los carros que transportan la comida pasan por la obra y hay polvo. Hay alumnos con problemas respiratorios y que necesitan asistencia para comer, por lo que no nos parece muy adecuado que se haga esta obra con tanta premura y ellos dentro», concluye Víctor Marco.

El colegio Santo Ángel figura entre las prioridades de Educación porque todavía tienen aulas prefabricadas y necesita una ampliación. De momento se han facilitado las aulas de la escuela de mayores aledaña, pero sin habilitar sólo se usan como almacén.