La directora general de Universidades sostiene que ya «no hay tiempo material», en las fechas que estamos, «para poner en marcha un nuevo examen de Reválida, sin que se vean perjudicados y vulnerados los derechos de miles estudiantes. Es muy tarde«.

El Gobierno se ha fijado el 30 de noviembre como fecha tope para dar a conocer la nueva prueba y en declaraciones a este diario, Josefina Bueno admite que como la decisión final reside en el Gobierno «si finalmente acaba siendo una imposición del ministerio de Educación, habrá que ir a marchas forzadas pero, como ya hemos repetido, trabajaremos y velaremos para que los estudiantes se vean lo menos perjudicados posible».

El propósito de la Conselleria de Educación, al menos en lo que está en su mano, es lograr una prueba «lo más parecida a la anterior PAU», tal y como pidieron los rectores al ministro en su último encuentro.

Tribunales

Las posturas encontradas entre el Gobierno y el Consell han desembocado en un cruce de recursos jurídicos.

De entrada, el Consell ya ha recurrido las reválidas que contempla la Lomce, por considerarla ajenas a la cuestión pedagógica, y el propio Gobierno, a su vez, ha recurrido la evaluación que puso en marcha el curso pasado el conseller Marzà en la Comunidad para orillar las reválidas de tercero y de sexto de Primaria, dando potestad al profesorado para evaluar al alumno de forma continua, y que se emitieran los correspondientes informes externos informando a las familias. Este sistema es el que recurre el ministerio y ha admitido a trámite el TSJ.

La directora de Universidades añade que «sería importante despolitizar el tema, y decir que para la Reválida en estos momentos no hay tiempo material, independientemente de que se esté a favor o en contra. Eso es lo razonable y lo responsable», asevera la responsable autonómica.

Bueno concluye no obstante que «obligar a estas alturas a hacer una Reválida nueva a los de segundo de Bachillerato no nos parece lo más razonable, y quiero subrayarlo porque es legítimo que lo defendamos así. Los estudiantes están muy desorientados y serían utilizados como conejillos de indias. Compañeros anteriores y del curso siguiente conocerán las pruebas» con antelación suficiente», porque, seguramente, habrá un «pacto por la Educación».