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Transporte a dos velocidades

El elevado número de conexiones de Alicante con las comarcas del litoral contrasta con la escasez del interior

Transporte a dos velocidades

El transporte público entre Alicante y las distintas comarcas de la provincia ofrece dos realidades claramente diferenciadas en función del territorio. Mientras que el litoral y la mitad sur cuenta con unas comunicaciones bastante óptimas con la capital, la movilidad en las comarcas del interior resulta bastante más complicada si no se puede hacer uso de un vehículo privado. La situación se repite al margen del medio de transporte del que se trate -tren o autobús- y de la operadora que realice cada ruta. Como norma general, las conexiones con Alicante son menos fluidas cuanto más tierra adentro, y también cuanto más lejos, aunque este factor resulta menos determinante.

Esta dualidad se corresponde en buena medida con la distribución de la población y el grado de actividad turística de cada zona, que condicionan en gran manera la demanda de movilidad. No obstante, la escasez de alternativas en el interior resulta llamativa si se tiene en cuenta que, pese a todo, estas áreas tienen un importante número de habitantes y su relación con Alicante es fluida. Las opciones son especialmente reducidas los fines de semana, con no más de cinco trayectos por sentido.

En el valle del Vinalopó la situación se refleja claramente; las diez frecuencias por sentido en autobús de lunes a viernes entre Alicante y Elda -no son pocas, pero sí menos que en otros corredores- se reducen a la mitad los sábados y domingos. Hasta Villena, los trayectos son ocho y dos, respectivamente. El tren no es aquí una alternativa óptima, al no existir servicios de cercanías -un proyecto que parece atascado en estos momentos- y ser contados los trayectos de media distancia.

Entre Alicante y Alcoy, la conexión en autobús es similar, pero sin la complementariedad del tren que sí se da en el Vinalopó. Más hacia el norte, la situación empeora: ningún municipio de El Comtat tiene comunicación directa en transporte público regular con Alicante, y para ir, por ejemplo, de Cocentaina a la capital de la provincia es necesario hacer transbordo en Alcoy. Esta zona sí dispone de conexión directa con Valencia, tanto en tren como en autobús, algo que en parte puede explicar que la relación con esa ciudad pueda incluso ser más estrecha que con Alicante pese a la adscripción administrativa y la mayor distancia.

En contraste con esto, las relaciones de Alicante con Elche y Benidorm tienen una amplia oferta tanto por carretera como por ferrocarril. La capital turística de la Marina Baixa no sólo se beneficia de la existencia del Tram y de autobuses de corto o medio recorrido, sino también de los que cubren largas distancias y que pueden utilizarse también para estos desplazamientos. Esa permeabilidad continúa a lo largo de todo el litoral de la Marina, aunque la distancia y el tiempo de viaje supone un contratiempo cuanto más al norte. Así, un viaje de Alicante a Dénia dura en torno a hora y media en un autobús semidirecto, mientras que en otro con más paradas se alarga a tres horas. Un tiempo similar ofrece ahora FGV con el Trenet y el autobús alternativo habilitado desde Calp tras el cierre transitorio de este tramo.

En la Vega Baja, las localidades por las que pasa el tren se benefician de los servicios de cercanías, con frecuencias bastante altas de lunes a viernes y que en fin de semana siguen superando con creces a las de autobús. En el litoral de esta comarca el transporte es más limitado, pero con una oferta relativamente amplia entre semana.

Nuevas formas de desplazarse

El presidente del Colegio de Geógrafos de España en la Comunidad Valenciana, Alberto Lorente, recuerda que «el transporte de pasajeros cumple la función social de conectar personas y territorios». Por ello, argumenta que en su planificación «no deben primar sólo los intereses económicos», sino «pensar en que el autobus o el tren es para muchos ciudadanos el único medio de trasladarse al instituto, a la Universidad o quizá al Hospital». También señala que tanto las infraestructuras como los medios de transporte «influyen en la generación o no de desarrollo» en un territorio.

En ese sentido, apela a «una distribución del transporte que busque vertebrar el territorio, dando servicio a todos». No obstante, al mismo tiempo hace hincapié en la irrupción de nuevas formas de desplazarse, como las plataformas para compartir vehículo privado. Estas iniciativas, recuerda Lorente, «tratan de paliar los problemas de comunicación y ofrecen soluciones adaptadas a las necesidades reales de los viajeros».

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