En la mesa «Innovación territorial, género y empresa familiar», intervendrá hoy Carolina Hernández, empresaria y responsable de comunicación de Bornay. ¿En qué se va a centrar?

En la innovación, que también puede estar presente en cuestiones más intangibles como los recursos humanos, y en la responsabilidad social. Ésta tiene que llegar a los trabajadores de la organización, para que éstos sientan que forman parte de la empresa, y al lugar de implantación.

Hablando de responsabilidad social, ¿sigue habiendo margen de mejora?

Sí, mucho, porque las empresas dan pasos adelante, pero queda por hacer. Hasta la fecha, se ha hablado mucho del concepto de marketing de la responsabilidad social y también desde un punto de vista de los impuestos, que deben ser una consecuencia pero nunca un fin por sí solo.

Con los años, ¿cambian las formas de promover la responsabilidad social?

No cambia el concepto en sí, pero sí la forma porque la sociedad va demandando cosas nuevas. La empresa debe tener una función social, porque cuando se adquiere acaba por revertir en rentabilidad.

En la provincia de Alicante, ¿qué nivel existe de responsabilidad social?

Es mejorable en general, pero creo que estamos por encima de la media nacional, porque aquí hay mucha empresa familiar y esa mentalidad ayuda para llevar a cabo acciones de responsabilidad social.

En su intervención de esta mañana, usted también prevé hablar de innovación en las empresas, pero no sólo la relativa al producto final. En este aspecto, ¿también queda mucho por hacer?

¡Claro que queda mucho por hacer! Eso sí, hay que reconocer que las empresas cada vez son más conscientes de que el mundo esta más globalizado y que hay que apostar cada vez más por la innovación. Los empresarios tienen que mentalizarse de que la innovación no sólo se aplica al producto, sino que también puede mejorar los recursos humanos.

Como empresaria, ¿considera que abrir una empresa es complicado?

Sí, una empresa en sus primeros años de vida tiene demasiadas obligaciones impositivas. Si miras a otros países, al principio se facilita mucho la vida al emprendedor para que pueda echar a andar. Luego, con los años, ya existen más cargas. Aquí, en cambio, las tenemos desde el inicio.

¿Qué le pediría a la administración?

Que se dejen de tanto hablar y que pasen de una vez a la acción. Y también que no hagan sólo lo que ellos consideran, sino que escuchen además a los ciudadanos.