No le ha quedado otra opción para evitar que su hija pierda clases. Víctor cumple la tercera semana subiendo a su hija de once años a cuestas hasta depositarla en el aula, en el segundo piso del colegio y tras decenas de escalones.
Un desafortunado accidente -le atropelló un coche- le tiene con la pierna escayolada y todavía no puede apoyar el pie, pero el centro no dispone ni de ascensor ni de ninguna otra opción, como lamenta el padre.
«Sé que en mi caso ya no me solucionan nada, pero tengo entendido que sucede lo mismo en la mayoría de los colegios y deberían adoptar medidas porque accidentes con los niños pasan todos los días».
Ascensor
En concreto, el colegio San Blas ha vuelto a pedir un ascensor en cuanto comenzó el curso, pero los responsables del Ayuntamiento les dirigen a la Conselleria de Educación y, como suele suceder, la casa sin barrer.
«Otros años he visto a otros niños accidentados que les ha pasado lo mismo y sus padres los han subido a cuestas. Esta vez me ha tocado a mí y la verdad es que es duro porque ya tiene once años y está desarrollada y yo cada vez soy más mayor«, apunta Víctor con humor y la esperanza de que su reclamación no quede en saco roto.
La concejala de Infraestructuras y Mantenimiento, Gloria Vara, admite que la práctica totalidad de los colegios que tienen más de 20 años están en las mismas circunstancias, incluso los hay con más barreras de accesibilidad, pero lamenta que el Plan de Estabilización Presupuestaria no les permite asumir el coste de estas obras «y la Conselleria de Educación hace lo que puede».
No obstante la edil afirma estar comprometida y se ofrece a sugerir a la concejala de Educación la posibilidad de que estos niños puedan dar clase en los pisos de abajo para paliar estas situaciones.
