Operarios de Jardines descargaron ayer la copa de un olmo centenario de la plaza de Gabriel Miró para reducir su peso después de que de madrugada se desprendiera una rama de casi dos metros y medio del árbol, situado en la fachada más próxima a Correos. Se trata de una medida que pretende aligerar el peso que soporta el tronco y alarga la vida de estos olmos, que están «en muy mal estado, pudriéndose», explica el edil de Medio Ambiente, Víctor Domínguez.

Los olmos de esta plaza que se están muriendo son cuatro. Los otros tres están frente al Colegio de Arquitectos y se sanearon el pasado verano para aligerar la copa.

El grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento considera un «milagro» que la caída de la rama no haya tenido consecuencias. Se trata de de la segunda caída de rama de un olmo en una semana tras la que aconteció en la plaza Calvo Sotelo, «donde una señora ya resultó herida», aseguró Manresa, que insta al tripartito a tomar medidas urgentes.