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Una charca fétida ahuyenta a los turistas de la playa de la Albufereta durante el puente

Dos semanas después de la tromba de agua que partió la zona, el Ayuntamiento no ha adecentado el arenal

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Una charca fétida ahuyenta a los turistas de la Albufereta

Casi dos semanas después de la tormenta que partió la playa de la Albufereta el pasado 22 de octubre, los bañistas, muchos de ellos turistas que han acudido este puente festivo a la Costa Blanca, se han encontrado con que el arenal sigue partido en dos por una laguna de agua estancada que huele mal, y ofrece una imagen que nada tiene que ver con la apuesta por el turismo de una ciudad que desde el pasado viernes tiene los hoteles al 80% de ocupación gracias a la festividad de Todos los Santos. La playa es el punto final del barranco que lleva su nombre.

La propia acción del mar ha hecho que la playa casi haya recuperado su perfil en la orilla del mar, pero la bolsa de agua sigue allí para vergüenza de la Concejalía de Turismo y Playas, que no la ha tocado pese a que, curiosamente, los tractores que limpian y criban la arena todos los días siguen pasando cada mañana. Y todo con Alicante llena de visitantes y una temperatura primaveral que invita todavía a darse un chapuzón, como se podía ver ayer en las playas del Postiguet y San Juan.

La pésima imagen que ofrece la playa de la Albufereta vuelve a ratificar el abandono que sufre el barrio alicantino que fuera gran icono del desarrollo turístico de la ciudad de Alicante antes del «boom» de la Playa de San Juan. Los vecinos denuncian que las algas que quedan sobre la arena cada vez que ocurre un temporal no se limpian con celeridad y sigue sin solucionarse el problema de los espigones de la finca Adoc.

El avance del mar y los temporales que todos los inviernos azotan la bahía de Alicante han acelerado el proceso de regresión que sufren las calas de la Albufereta, debido a que los espigones que las protegían están rotos y abandonados por la erosión que provocan las marejadas y la falta de mantenimiento. La situación comienza a ser alarmante porque las olas rompen ya, en muchos puntos, hasta sobre los propios muros de contención que protegen los bloques de viviendas de la zona, que protagonizara en los años 60 el primer «boom» turístico residencial de Alicante más allá de la playa del Postiguet.

Ni Costas ni el Ayuntamiento han movido un dedo prácticamente desde que hace cuarenta años el promotor Carlos Pradel proyectó el que se convertiría en uno de los iconos turísticos de la ciudad. Se ganó terreno al mar para levantar la finca Adoc y, entre otros, el edificio Gran Alacant, pero hoy la naturaleza reclama lo que se le quitó y el agua llega ya hasta el muro de la que fuera una playa de casi un kilómetro de longitud y 30 metros de anchura.

La Albufereta debe su nombre a una antigua zona pantanosa que fue desecada por motivos de salubridad a principios del siglo XX. Hasta el «boom» turístico de los años sesenta la zona vivió de espaldas a Alicante, ya que la cantera suponía una barrera. Pero llegó el promotor Carlos Pradel y se embarcó en una gigantesca actuación urbanística que duraría 20 años con la construcción de la denominada Finca Adoc, que terminó por convertir la primera línea del mar en una especie de «Manhattan». Para ello hubo que ganar terreno al mar y levantar una serie de espigones. Al ser una iniciativa privada, ni la Administración de Franco ni posteriormente los gobiernos de PSOE y PP han querido saber nunca del tema.

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