Expertos psicopedagogos han detectado que el aumento de los casos de acoso escolar en los centros educativos está ligado al fracaso escolar, a la decepción de los alumnos con sus exámenes, lo que les lleva a tratar de sobresalir por otro motivos que llamen la atención entre sus compañeros practicando la violencia.

«Prefieren ser catalogados como negativos que como tontos, y para conseguir esa falsa ascendencia entre el grupo acosan a los más débiles», como percibe la especialista en psicopedagogía, Laura Oliva, que a su vez añade su experiencia de años en la dirección del Instituto de Mutxamel número 1.

De hecho, la curva ascendente de los casos de acoso escolar, según se desprende de los datos facilitados por la Conselleria de Educación, empieza a despegar en los últimos compases del mes de octubre para llegar a su máximo exponente en noviembre y, tras un suave descenso, vuelve a pronunciarse de forma significativa desde mediados de enero hasta su punto álgido en febrero, el mes que acumula el mayor número de incidencias en los centros a consecuencia de actitudes violentas.

La gráfica expuesta, que refleja puntualmente el acumulado de casos informados por los centros educativos a lo largo del último curso computado, 2015-2016, se completa con un nuevo ascenso de la curva desde finales del mes de abril hasta mayo, que iguala las cifras de los últimos compases de octubre.

«Se trata de alumnos que conforme avanza el curso y la proximidad de cada evaluación se van quedando descolgados, lo que les desmotiva y tratan de contrarrestarlo creando problemas en el colectivo», abunda Oliva. Pese a que puntualiza que hay que huir de generalizar en la enseñanza, resulta evidente que conforme se tira la toalla por la frustración académica, aumenta el acoso escolar. «Ven que no aprueban, que tienen dificultades, y el estrés académico por el fracaso dispara la violencia. El segundo cuatrimestre es especialmente demoledor», subraya.

Casi la mitad del trabajo de los directores se destina a tareas de convivencia, como confirma el portavoz provincial de Secundaria, Toni González. «Urge que haya trabajadores sociales en los institutos, como enlace con los servicios sociales municipales y las familias, porque los profesionales de orientación van desbordados canalizando las opciones académicas de futuro de los alumnos con mayores dificultades». Es una de las conclusiones que se ha traído del Congreso Europeo de Directores celebrado este mes en Holanda.