El de la mujer fallecida en el Hospital de San Joan no es un caso aislado, según confirman desde las empresas funerarias que trabajan en la provincia. El Ayuntamiento de la ciudad de Alicante cuenta con una partida específica para afrontar estas situaciones y según las mismas fuentes, cada año son unas 40 las personas cuyos entierros son sufragados por el Consistorio.

Enterramientos que en otros tiempos se realizaban en fosas comunes de los cementerios, «pero que ahora se hacen en nichos de quinta altura», según explicó ayer José Miguel Vaca, consejero delegado de la funeraria La Siempreviva. El coste de los mismos asciende a unos 200 euros, ya que en este caso no hay flores, ni incineración, ni velatorio, ni cualquiera de los servicios de este tipo que suelen encarecer los enterramientos.

Cuando una persona fallece sola, el primer paso «es tratar de localizar a un familiar para que se haga cargo del enterramiento», afirma Vaca. Si la familia carece también de recursos económicos, es el Ayuntamiento quien corre con el desembolso, «aunque en este caso el trámite se demora, porque hay que comprobar que realmente la familia carece de recursos para hacer frente al enterramiento», afirma la edil Julia Angulo. En caso de que no aparezca ningún allegado y si el fallecimiento ha sido por causa naturales, añade José Miguel Vaca, «es el Registro Civil el que tramita el enterramiento una vez el hospital aporte el certificado de defunción». Cuando se trata de una muerte violenta, «es el Juzgado de Instrucción el que debe investigar lo sucedido y autorizar el enterramiento».