Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los bebés a la carta son de momento una quimera

Los expertos alertan de que hay países con leyes opacas a la búsqueda del ser humano perfecto

Personal trabajando en un laboratorio de reproducción asistida, en imagen de archivo. RAFA ARJONES

Tener hijos altos, fuertes, inteligentes, con el color de ojos y pelo que los padres quieren y libres de todo tipo de enfermedad genética es por el momento ciencia ficción. Aunque las herramientas están disponibles y la carrera por conseguir bebés a la carta ya ha empezado y en la delantera se sitúan países con legislaciones muy opacas, como China o Corea.

Así se puso ayer de manifiesto en una de las mesas redondas que abrieron el XXXIV Congreso Nacional de Estudiantes de Medicina, que se celebra hasta mañana en el Palacio de Congresos de Alicante.

En modelos animales ya se han dado algunos pasos y China presentó recientemente un perro modificado genéticamente para que tuviera más musculatura, «aunque por el momento queda por saber los genes que están detrás de muchas de las características que se buscan cuando hablamos de un bebé a la carta», señala el genetista Joaquín Rueda, quien moderó esta mesa redonda.

Los límites éticos marcan el camino en este terreno y ahí radica el problema, según advierte el doctor José Miguel García Sagredo. «En Europa hay una legislación muy clara, pero no así en países asiáticos, que precisamente son los que tienen más herramientas tecnológicas pero sus leyes son opacas. Tampoco en Estados Unidos se conocen las investigaciones que se desarrollan con fondos privados». Sagredo también explicó a los participantes el peligro de la manipulación genética. «Podemos cambiar la secuencia de un gen por ejemplo para evitar una enfermedad genética, pero no sabemos la repercusión que eso conlleva sobre otros genes».

Para el doctor Antonio Urbano el límite debe estar en evitar enfermedades que son graves, de aparición precoz y sin tratamiento, como actualmente marca la legislación española. Ir más allá es, a su juicio peligroso. «El genoma es patrimonio de la humanidad y no se puede tocar porque eso es cambiar la especie e introducir una discriminación».

Por último, la doctora Beatriz del Blanco también explicó cómo las técnicas de edición genética se han abaratado considerablemente a raíz de la aparición del sistema CRISPR y las posibilidades que se introducen en el terreno clínico.

Compartir el artículo

stats