Alicante, pese a tratarse de una gran ciudad, afronta la política del transporte público como si de una aldea se tratara. No parece que los distintos concejales de Transporte, con independencia de sus siglas políticas, hayan apostado como debieran por el transporte público; porque si así hubiera sido, la ciudad no estaría ahora en la situación en la que se encuentra. Que en el año 2014 sean los propios trabajadores del transporte público quienes sugieran al Ayuntamiento la conveniencia de tener carril bus en las grandes vías de circulación dice mucho de la dejación en este sentido. ¿Por qué no se plantea el Ayuntamiento encargar, por ejemplo a la Universidad, un estudio riguroso del transporte público para sacarle el mayor rendimiento posible? ¿A qué espera una ciudad que tiene 100 kilómetros de carril bici para contar también con otros tantos para el autobús? ¿Saben en el área municipal de Transportes que hay unos aparatos que se colocan en los semáforos y permiten desde los autobuses cambiar de rojo a verde para darles prioridad? En otras ciudades, como Elche, pese a tener peores condiciones que Alicante, hace años que lo aplican, y con muy buen resultado, con lo que si aquí hay interés, sólo tienen que ponerse a trabajar.