Estimado señor Echávarri, tengo un amigo que está viviendo una gran frustración con su limonero. Lo plantó confiado en que al poco tiempo recogería, nunca mejor dicho, los frutos de sus ramas pero ya han pasado casi dos años y no ha dado un solo limón. Al principio, los amigos le preguntábamos por el limonero con total inocencia hasta que, ante la insistencia de algunos, comenzó a torcer la cara. Luego me dijeron que se tomó como una ofensa esas preguntas. El caso es que pasó de sus ilusionadas descripciones sobre el crecimiento de las ramas y las hojas del dichoso limonero a escuetos monosílabos. Al final, ha acabado guardando silencio cuando le preguntan por su limonero sin limones.

Como usted, señor Echávarri. El mismo silencio que ha guardado por ser incapaz de defender su gestión en el Debate sobre el Estado de la Ciudad. Su mismo silencio para explicar qué va a hacer con Alicante en los poco más de dos años que le quedan en el gobierno municipal. Su mismo silencio para justificar las originalidades continuas que día tras días ofrece con sus socios del tripartito desde el circo de tres pistas en que ha convertido el Ayuntamiento. Su limonero, señor Echávarri, tampoco da limones.

El pasado viernes, los representantes de los alicantinos elegidos en las elecciones municipales tuvimos la gran decepción de asistir a algo que nunca se había visto. Usted, señor Echávarri despreció a los alicantinos levantándose del salón de plenos sin haber dedicado una sola palabra para responder de su gestión de gobierno. La próxima vez avise si está dispuesto a participar en aquello que ha convocado y a debatir con el resto de grupos políticos de Alicante. Avise si tiene interés en exponer su opinión sobre el presente y futuro de la ciudad, porque estar de cuerpo presente y negarse a dialogar no cuenta.

No sé si ha sido miedo o vergüenza. Quizá escuchar cosas poco agradables sobre lo que está haciendo con y en la ciudad de Alicante no le resulte agradable, y quizá conocer la opinión de los diferentes partidos le resulta una molestia insufrible. Y quizá también piense que no tiene que rendir cuentas a nadie. Quizá usted piense que hablar y confrontar diferentes posturas no forma parte de su trabajo de alcalde. Quizá ignora que obviar el diálogo es hurtar a los ciudadanos de uno de los principios esenciales de la Democracia.

A todos los alicantinos nos hubiera gustado saber su modelo de ciudad y conocer sus razones por las que hace un año decidió cerrar Maisonnave los domingos para luego tener que abrirlo, y por qué la ciudad está tan sucia, y por qué no ha hecho un Plan de Choque por el Empleo, por ejemplo. Los ciudadanos hubieran querido saber por qué olvidaron todas sus promesas sociales nada más acceder al poder y los motivos por los que no han rescatado personas y sólo se han rescatado a sí mismos. Y también les hubiera gustado escuchar una explicación que justifique por qué quieren renombrar las calles con los nombres de sus mitos comunistas, o el lío que tienen con IKEA y esas reuniones clandestinas que ustedes dicen que mantienen con intermediarios.

Decía Miguel de Unamuno que «a veces el silencio es la peor mentira» Y las mentiras, señor Echávarri, son como una bola de nieve, que cuanto más rueda más grande se hace. El pasado viernes se demostró en el Debate sobre el Estado de la Ciudad que usted es testigo mudo de su mentira, que ha adquirido proporciones gigantescas.